Una sonrisa del pasado en el presente: “Paradigmas del humor gráfico en la Cuba republicana”

Por Lic. Indira Carrillo Álvarez, Museo de Arte Colonial

Una sonrisa… ¡qué mejor sazón para condimentar la vida! Y si de risa se trata, este lenguaje universal celebró su fiesta, entre el 31 de marzo y  el pasado 3 de abril, con la realización de la XVIII Bienal Internacional del Humor. El evento, auspiciado por el Museo del Humor de San Antonio de los Baños y el Círculo de Humoristas e Historietistas de la UPEC, potenció una serie de actividades y la inauguración de varias exposiciones en el municipio artemiseño y en La Habana.

En la segunda jornada de abril la Bienal llegó a la capital, donde, en el ámbito expositivo, se inauguraron tres muestras colectivas: Paradigmas del humor gráfico en la Cuba republicana, Pensando el arte con una sonrisa y Humor a tres manos. Las dos últimas, incluidas en las actividades colaterales del certamen, consistieron en selecciones de premios de ediciones precedentes, y de la labor de los reconocidos artistas cubanos: Ares, Ángel Boligán y Reinerio Tamayo, respectivamente. Por su parte, Paradigmas del humor gráfico en la Cuba republicana fungió como una suerte de “viaje a la semilla” para estas aproximaciones contemporáneas al tema.

De modo que, reflexionar con una sonrisa sobre este arte en el pasado, pensándolo también como antesala de su proyección en el presente; reconocer la obra de grandes humoristas gráficos en la República y; por tanto, revisitar la etapa, se encuentran entre las intenciones de la muestra. Así, un conjunto de 31 piezas pertenecientes a los fondos del Museo del Humor de San Antonio de los Baños se exhiben durante todo el mes de abril en el Palacio de Lombillo, sito en la Plaza de la Catedral. El criterio de selección responde a la representatividad y diversidad de caminos de expresión de los creadores: Rafael Blanco, Jaime Valls, Conrado W. Massaguer, Ricardo de la Torriente y Eduardo Abela.

De Blanco, destacan las piezas referidas a los Salones de Humoristas y la representación cuasi grotesca del Cuarto de Jandá, posiblemente, para aludir a una de las lacras sociales de la época: la prostitución. De Massaguer, priman las caricaturas, y de Valls, ilustraciones comerciales que, desde el punto de vista técnico, encantan por la precisión y armonía en el tratamiento de las líneas  y, en lo temático, posibilitan conocer los productos que se consumían en el período. Un segundo conjunto reúne obras de humor político que personifican simbólicamente al pueblo en diferentes circunstancias contextuales. Primero, creado por de la Torriente, aparece el guajiro Liborio, protagonista del semanario dominical La Política Cómica; y, para finalizar, el cubanísimo Bobo de Abela. Otrora, el “ingenuo” personaje resultaba idóneo para que su autor envistiera la crítica al gobierno de Machado (1926-1934), a través de metáforas bien criollas.

En apretada síntesis, Paradigmas del humor gráfico en la Cuba republicana propone a los visitantes una cita con la creación de cinco personalidades, coincidentes en un período histórico, pero bien definidas y diferenciadas en su quehacer. Por fortuna, gracias a la gestión del Museo del Humor y del Museo de Arte Colonial, podemos reír hoy día con el legado de estos paradigmas, o sea, un acervo de buen arte reflejo de la República en Cuba.

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