Presentación única de academia de Carlos Acosta en el Teatro Martí

Por Teresa de Jesús Torres Espinosa

Acosta Danza, compañía dirigida por el primer bailarín Carlos Acosta, se presentará en función única el próximo sábado 7 de diciembre, a las 7:00 p.m., en el Teatro Martí, institución de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, próxima a cumplir 5 años de su reapertura al público.

El concierto, que protagonizarán bailarines estudiantes de la Academia de Acosta, abarcará diferentes géneros del arte danzario. El programa abrirá con el pas de deux de La fille mal gardée, coreografía sobre la original de Jean Dauberval. También se ejecutarán títulos como Majísimo, pieza de Jorge García; y el pas de deux del ballet  Don Quijote, en versión de Carlos Acosta, entre otros.

En el escenario del conocido Coliseo de las cien puertas, según lo denominara el poeta bayamés José Fornaris, podrán apreciarse, además, recientes creaciones coreográficas de jóvenes bailarines de la academia: Bridge, de Pedro Despaigne; Orate, dueto de Amisaday Rodríguez y Brandy Martínez; Enlace (creación colectiva) y Siervo, pieza de Héctor Rodríguez.

La función cerrará con Alrededor no hay nada, composición del español Goyo Montero, sobre poemas de Joaquín Sabina y Vinicius de Moraes, recitados en sus propias voces. La Academia de Acosta Danza nació en 2017 y completa la formación de jóvenes bailarines, de Cuba y otros países, seleccionados con rigor en correspondencia con su talento artístico y excelentes condiciones técnicas. El centro docente se propone graduar profesionales capaces de enfrentar las exigencias de cualquier coreógrafo, con altos valores estéticos y éticos.

Las entradas para la presentación se encuentran a la venta en el Teatro Martí, hasta el viernes, de 11: 00 a.m.. a 1:00 p.m., y de 2:00 a 4:00 p.m. Asimismo, el día de la función, la taquilla del coliseo abrirá dos horas antes de comenzar el espectáculo, si aún se dispone de entradas.

El Teatro Martí fue inaugurado el 8 de junio de 1884 por su constructor, el vasco Ricardo Irijoa, cuyo apellido ostentó inicialmente el inmueble. En 1900 se rebautizó con un apellido que lo dignificaría: Martí.

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