Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
En la tarde del 27 de noviembre de 1871 ocho inocentes jóvenes fueron conducidos al paredón de la muerte, en la explanada de La Punta, en la capital cubana. Se les acusó del supuesto delito de haber rayado la tumba del reaccionario periodista español Gonzalo Castañón, director del diario La Voz de Cuba, muerto en 1870 en Cayo Hueso, en un encuentro a tiros con un patriota cubano.
Un consejo de guerra sentenció a los adolescentes a la pena de muerte, sin compasión ni objetividad. Se eligieron al azar por la falta absoluta de pruebas; e, incluso, uno de los estudiantes juzgados no se encontraba en la ciudad el día del suceso.
Testigo de una de las dos vistas que se le siguieron a los estudiantes de Medicina de la Universidad de La Habana, el español Federico Capdevila pronunció su alegato a favor de los acusados impunemente, cuando los españoles del Cuerpo de Voluntarios clamaban sangre.
El día del fusilamiento las descargas mortales llegaron hasta el café de la Acera del Louvre, en ese entonces un sitio de conspiración de lo más selecto de la juventud criolla habanera. Allí se encontraba el capitán español Nicolás Estévanez, quien al escuchar el sonido de los disparos, en gesto de protesta, quebró su espada y renunció a su carrera militar.
En numerosos escenarios cubanos se organizan cada año actos patrióticos en recordación de los estudiantes, que hace 148 años cometieron el supuesto crimen de haber arrancado una flor en el Cementerio de Espada. A ese homenaje se suma la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, siguiendo la tradición que el Historiador, Dr. Emilio Roig de Leuchsenring, iniciara en 1939.
Así, este miércoles 27 de noviembre, a las diez de la mañana, en la Acerca del Louvre, frente al Parque Central, volverán a reunirse estudiantes, museólogos, historiadores y descendientes de canarios para rendir tributo a Eladio González, Carlos A. de la Torre, José de Marcos Medina, Pascual Rodríguez y Pérez, Anacleto Bermúdez, Alonso Álvarez de la Campa, Ángel Laborde y Carlos Verdugo.
La ocasión será, además, propicia para rememorar las actitudes valerosas del capitán canario Nicolás Estévanez, y la del capitán Federico Capdevila y Miñano.