Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
Con marcado regocijo los habaneros festejaron el medio milenio de la fundación de su ciudad. La otrora villa de San Cristóbal, nacida al pie de una ceiba, se exhibe hoy oronda y continúa atrayendo el interés de cientos de miles de visitantes, por su encanto y seducción.
Desde el antiguo Palacio de los Capitanes Generales –hoy Museo de la Ciudad– partió la peregrinación, custodiada por niños que portaban las mazas del Cabildo, hasta llegar al Templete, la más pequeña de las edificaciones que rodea la Plaza de Armas, que evoca el sitio original de la urbe.
En la ceremonia, el Dr. en Ciencias Históricas, Félix Julio Alfonso López, luego de destacar la belleza de La Habana, se refirió a esa “criatura perseverante y batalladora (…), el creador de esa utopía maravillosa que es la ciudad restaurada, conservada, limpia y hermosa”: el Historiador, Dr. Eusebio Leal Spengler.
“Aquí estamos contigo, Eusebio, junto a la obra inmarcesible que durante más de medio siglo tú has realizado para ennoblecer la ciudad y, con ella, a Cuba”, indicó el ensayista y profesor universitario cubano. Recordó momentos fundacionales de la ciudad, en noviembre de 1519, y mencionó a relevantes próceres nacidos en esta urbe, como el más universal de los cubanos, José Martí; Félix Varela, José de la Luz y Caballero y Manuel Sanguily.
Dijo que somos resultado de una mezcla, pues La Habana ha acogido diversas culturas: la africana, la española, la china, los franceses de Haití, italianos, alemanes, polacos, rusos, judíos.
“La ciudad que encontró la Revolución triunfante –expresó– era una de las grandes metrópolis del Caribe, y su notable acervo patrimonial, que había estado amenazado de muerte en tiempos de dictadura, logró ser preservado gracias a la gestión de manera sobresaliente de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH), que bajo el liderazgo de los Drs. Emilio Roig y Eusebio Leal, ha logrado el prodigio de mantener su Centro Histórico, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad, vital y dinámico, con una propuesta de gestión que integra las dimensiones de lo cultural y Io social como bitácoras, en un desafío incesante contra el tiempo”.
Reconoció que la capital cubana se ha levantado como una gigantesca multitud de compromiso y entrega sin límites; se ha trabajado sin descanso, y no ha quedado un solo lugar de La Habana que no haya sido embellecido o renovado.
“Los grandes monumentos históricos han sido restaurados, los mármoles y bronces de las estatuas han vuelto a brillar como el primer día, las hermosas avenidas se han abierto iluminadas, y se han construido nuevas viviendas, escuelas y centros de salud o de recreo, en beneficio de una población que, originaria de ella o venida de todos los confines de la Isla, la ha hecho suya, y ha fundado allí su hogar y su familia”, señaló el también Vicedecano del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana.
Más adelante, el intelectual aseveró: “La Habana crece, vive, canta, baila y sueña. Ni amenazas ni bloqueos han podido quebrantar la voluntad ni la alegría del pueblo que recibió con júbilo la Revolución victoriosa, que se fue a los campos a alfabetizar y a cuidar la salud de los que nada tenían. La ciudad donde se proclamó el carácter socialista de la Revolución Cubana y donde innumerables veces el pueblo acudió a la Plaza para dar su apoyo a la Revolución y a Fidel”.
Para concluir, el Dr. Alfonso López, subrayó: “Quiero terminar estas palabras recordando el mandato que nos ha pedido Eusebio, el Partido y el Gobierno de la capital y del país: que el aniversario 500 no sea una meta cumplida, sino un punto de partida para alcanzar nuevas realizaciones, y un desafío permanente para la imaginación y la utopía por una ciudad mejor”.
Tras el acto oficial, se inició la tradicional Vuelta a la Ceiba. Se trata de un rito en el que se ronda tres veces el árbol y, abrazados a él, se piden igual cantidad de deseos a San Cristóbal, santo patrón de la antigua villa.
Como parte de las celebraciones por los 500 años de Las Habana, se inauguró la antigua Casa del Marino, epicentro de unos de los claustros del Convento de Santa Clara, situado en el Centro Histórico de la ciudad. La edificación, devenida Museo de sitio, “explica lo que era el inmueble y lo que podía encontrarse en este convento que alojó a las hermanas Clarisas durante siglos, y que tuvo diferentes funciones a lo largo de la historia”.
Allí se exhibirán parte de las piezas encontradas por las excavaciones; otras que pertenecieron al Convento de Santa Clara o tuvieron relación directa con él y se encontraban en distintos museos e instituciones de la OHCH, como el Convento de San Francisco, el Museo de Arte Colonial y el de la Ciudad.
Una vez rehabilitado totalmente, el Convento de Santa Clara se convertirá en el Centro de Formación Académica en Artes y Oficios de la Restauración y Conservación del Patrimonio de Cuba, el Caribe y Las Antillas, un proyecto auspiciado por la Unión Europea y la Unesco.
Asimismo, fue presentado el libro Noble Habana, de Alejandro Azcuy Domínguez, en la Calle de Madera del entorno colonial, ante la presencia del Presidente cubano, Miguel Diaz-Canel Bermúdez.
En el prólogo del texto, un regalo a la ciudad por sus 500 años, el Historiador, Dr. Eusebio Leal Spengler, señala que “se requiere un intenso amor que trasciende lo citadino y que entra de lleno en lo cubano porque La Habana es, como capital, una superior entre iguales. No es que sea mejor, es que es diferente y me atrevo a afirmar que no lo es solo en el limitado alcance del archipiélago cubano, ni siquiera de La Antillas… lo es en América y en el mundo”.
Indicó el intelectual que la obra es “fruto de la inspiración de Alejandro Azcuy Domínguez. Resulta evidente ante sus imágenes que no ha sido su deseo extraer del universo que las rodea a las personalidades que ha escogido. En cada una de ellas encarna el lejano pasado, que viene como adarga al brazo, porque solo la obra y sus frutos ameritan, a juicio del artista, hallarse en sus páginas”.
En la presentación de Noble Habana, el director de la Biblioteca Nacional, Eduardo Torres Cuevas, destacó que las imágenes reflejadas en el libro nos adentran “en lo que la ciudad nos da como esa construcción del hombre, pero también en el espíritu del hombre”.
Añadió el Premio Nacional de Ciencias Sociales que “es un ejemplar que apasiona y que se disfruta. Y no solo se disfruta, se aprende y se ve lo que no siempre es visible, lo que está ahí en el detalle y en la magnitud de la obra de construcción de La Habana. Celebrar el aniversario 500 de La Habana es un privilegio de las generaciones que la vivimos hoy y, además, el privilegio de que estamos recibiendo en nuestra Habana, como lo refleja el volumen, el aporte de millones de sus hijos que durante cinco siglos ayudaron a construir esta ciudad”.