El rescate de Atarés

Por Teresa de Jesús Torres Espinosa

A la memoria de la Ing. Teresita M. Sosa Vázquez, Jefa del Departamento Inversionista San Isidro, de la OHCH, quien en los últimos años de su vida se entregó a la rehabilitación del Castillo de Atarés

A 29 metros sobre el nivel del mar, hoy resplandece Santo Domingo de Atarés, antigua fortaleza militar que, situada al fondo de la rada habanera, constituye un sitio de altísimo valor patrimonial, histórico y arquitectónico.

El Programa Cultural entrevistó a Antonio Quevedo Herrero, director de los museos arqueológicos de la OHC, y a Néstor Sad Rodríguez, especialista principal del Departamento Inversionista San Isidro, de la Dirección de inversiones de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH).

Nace Santo Domingo de Atarés

En 1763, cuando España recuperó la plaza La Habana, tras la ocupación de esta por los ingleses, el rey Carlos III determinó ejecutar el segundo Sistema defensivo de la importante urbe caribeña (1763-1895). Dentro de este proceso de refortificación, cuyos trabajos estuvieron a cargo de los ingenieros principales Silvestre de Abarca y Agustín Crame, estuvo el Castillo de Atarés. En 1767 el recinto ya está terminado.

El inmueble recibió su primera reparación diecinueve años después, en 1786, tras el azote de un huracán, y diez años después se le realizaron grandes transformaciones, pues un defecto geológico agrietó la loma. Al concluir la guerra hispano-cubano-norteamericana y producirse la intervención de Estados Unidos en la Isla, la fortaleza fue destinada a cuartel y también sufrió cambios en su morfología.

A inicios del siglo XX se estableció allí un reclusorio correccional, y en 1917 se convirtió en Cuartel de caballería del ejército. Asimismo, gobiernos de la etapa colonial y la neocolonial en Cuba, convirtieron al castillo en un centro de torturas. En 1936 se creó allí una Escuela para oficiales, y en la década de los años 40 se acondicionó como biblioteca y museos militares. Al triunfar la Revolución, acogió a las Milicias obreras Gráficas; después se asentó el Batallón de Seguridad y Servicio de la Marina de Guerra Revolucionaria y, por último, el Batallón de ceremonias del Ministerio del Interior.

La rehabilitación

En 2013 el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias entregó a la OHCH Santo Domingo de Atarés. “Recibimos un inmueble en un estado de depauperación bastante avanzado, muy agredido por la cantidad de añadidos y de elementos ajenos a la fortaleza. Y, lamentablemente, por los diversos usos que esta tuvo a lo largo de la historia, se fue modificando su morfología inicial, transformaron sus espacios, a la vez que se dañaron”, explicó el Ingeniero Civil Néstor Sad Rodríguez.

Como paso preliminar para comenzar la inversión, se realizó un estudio histórico y arqueológico del castillo, en el que fue significativo el intercambio entre la OHCH y la Asociación de Amigos del Castillo de Montjuïc, en Barcelona. Ellos ayudaron a conseguir los planos históricos que existían en los Archivos militares españoles, y de los cuales en Cuba no había referencias. Se acopió la mayor cantidad de fotos que aportaran elementos visuales de cómo era la edificación. Comentó el especialista que también, en la propia “ejecución de la obra continuaron apareciendo vestigios y huellas de elementos históricos, sobre todo, arquitectónicos que muchas veces ni siquiera en la bibliografía histórica ni en los hallazgos arqueológicos habíamos encontrado”.

Gracias a la investigación histórica y arqueológica, fue encontrado El Polvorín, el cual había sido sepultado. Volvió a ver la luz casi intacto, con todos sus componentes y hasta restos de municiones. Asimismo, se hallaron huellas de escaleras y restos humanos de los enterramientos masivos, efectuados alrededor de las faldas de la Loma de Soto.

La piedra, el gran reto

“Esas bóvedas maravillosas, rescatadas y restauradas, estaban cubiertas por morteros de cemento y arena, a veces hasta de cuatro centímetros de espesor, y uno de los grandes retos fue eliminar todo aquello. Durante años, con una delicadeza extrema y una labor meticulosa, le fuimos devolviendo el esplendor a esa piedra, de un valor inestimable, que resultó muy agredida”, indicó Sad Rodríguez, para luego agregar que a esos añadidos se sumaron, además, instalaciones eléctricas, hidráulicas y sanitarias, que incluyeron ranurado de paredes y alteraron el espíritu primigenio del castillo. Como parte de la rehabilitación de Atarés, se reconstruyó el puente levadizo de madera, que da acceso a la fortaleza, y se recuperó su faz inicial. “Rescatamos todo su mecanismo de izaje y hoy se exhibe al visitante a la usanza de los tiempos de la colonia en Cuba”.

Museo de sitio

En ocasión del medio milenio del nacimiento de La Habana, Santo Domingo de Atarés abrirá sus puertas y se sumará así a los museos Arqueológicos de la OHCH. “Los visitantes encontrarán allí, en primer lugar, un museo de sitio. Es decir, manifestó Néstor Sad, este se exhibirá a sí mismo, y en ese sentido su monografía será fundamental en la museografía. El inmueble motiva a ser recorrido, subir a su cubierta y apreciar una vista exclusiva de la bahía y la ciudad.

“La monografía de la edificación se apoyará en novedosas tecnologías y habrá, además, medios interactivos para el visitante. No será un castillo monótono, sino que el público podrá interactuar con mucha información e, incluso, hurgar en lo que le pueda resultar más interesante”, añadió. En tanto, Antonio Quevedo afirmó que el museo desarrollará acciones dirigidas, fundamentalmente, a los pobladores del barrio de Atarés. Allí se organizarán conferencias, talleres, exposiciones transitorias y recorridos virtuales por el inmueble. En las faldas del castillo funciona un campamento de pioneros, que se vinculará a los programas de la otrora fortaleza.

El Museo Castillo de Atarés se inaugurará con la muestra permanente El genio de Leonardo da Vinci, exhibida con anterioridad en el Salón Blanco de la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, y fruto de la colaboración entre la Fundación italiana Anthropos y la Oficina del Historiador de la Ciudad, con el apoyo de otras instituciones. La muestra reunirá cien reproducciones de las máquinas creadas por el artista entre los siglos XV y XVI, realizadas por artesanos italianos, con el asesoramiento de especialistas ingenieros. El alcalde de la ciudad italiana de Vinci, Sr. Giuseppe Torchia, donará a La Habana, una piedra del centro histórico y la enseña de esa urbe, que estarán emplazadas en el inmueble.

La instalación contará, asimismo, con una sala de Arqueología, que presentará a los espectadores hallazgos arqueológicos encontrados en sus predios, que también fueron restaurados. El Polvorín será otro espacio museable muy atractivo para los visitantes.

Una heroicidad a favor del patrimonio

Cuando comenzó la restauración de Santo Domingo de Atarés, Néstor Sad no fue pesimista, pero sí se preguntó a sí mismo cómo podrían rescatarlo. ¡Y se logró! “Haber rescatado una fortaleza como esta, indicó el especialista, ha sido una heroicidad y algo maravilloso; la salvamos, prácticamente, de las cenizas. “Su rehabilitación estoy seguro que estimulará la ejecución de otras inversiones, que contribuirán a la revitalización del área alrededor de Tallapiedra, un poco apartada del Centro Histórico, pero que es una zona muy relevante por los valores históricos y patrimoniales que encierra”.

La fuerzas fundamentales que intervinieron en la restauración, rehabilitación y reconstrucción del Castillo de Atarés fueron: Departamento Inversionista San Isidro; Dirección de Patrimonio Cultural, Gabinete y Museo de Arqueología; Empresa de Proyectos de Arquitectura y Urbanismo, RESTAURA; y las Empresas Constructora Puerto Carena y su Grupo de Arqueología, y la de Producciones Industriales Cabildo, así como la Escuela Taller de La Habana “Gaspar Melchor de Jovellanos”, todas estas, dependencias de la OHCH. También la Cooperativa no Agropecuaria de la Construcción Pirámide; las empresas ATRIO, Agroforestal, y de Investigaciones Aplicadas, adscripta esta última al Ministerio de la Construcción, artistas de la Fundación Caguayo, la institución cultural PM Records, y trabajadores por cuenta propia.

De conjunto con la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, el Programa PADIT Habana con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Cuba (PNUD); la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE), la Embajada de Italia y la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS) apoyaron el equipamiento museográfico y el mobiliario del Museo del Ferrocarril y el Museo Castillo de Atarés como una de las iniciativas sociales del municipio La Habana Vieja.

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