Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
En 1858, nació en La Habana una empresa ferroviaria diferente, que debía llevar sus paralelas hasta Pinar del Río para transportar el tabaco de Vuelta Abajo. La línea, de 180 kilómetros de extensión, comenzaba en la hoy legendaria estación Cristina, ubicada entre las calles Cristina y Arroyo.
La historiadora y museóloga del Museo del Ferrocarril, Lic. Mercedes Herrera Sorzano, explicó al Programa Cultural que el Ferrocarril del Oeste de la Habana inauguró el primer tramo, entre Cristina y Calabazar, en junio de 1861, pero que el proyecto tardó 33 años en llegar a Pinar del Río.
Cristina fue una de las tres grandes estaciones ferroviarias de La Habana en el siglo xix, y la única superviviente. Construida de madera en 1861, se trata de una instalación que ha sufrido importantes modificaciones. El aspecto que la distingue en la actualidad es resultado de la remodelación de 1902. Precisamente de esta época es la primera información gráfica conocida, publicada en 1905.
Cristina perdió el carácter de estación de servicio público en 1912, al inaugurarse la Estación Central. Desde ese momento tuvo numerosos usos: almacén, taller de locomotoras y automóviles, vivienda yen 1920, al abrir sus puertas el cercano Mercado Único o de Cuatro Caminos se convirtió en vía de entrada de productos, con una estera procesadora de frutas en el centro de la casa de viajeros.
En 1991 –indicó Herrera Sorzano–, se reparó y remodeló para emplearla en la revitalización del transporte urbano y suburbano de la capital y, poco después y hasta 2004, fue la sede de la transportación de cientos de estudiantes de las escuelas en el campo.
El 19 de noviembre de 2002, se inauguró allí el Museo del Ferrocarril de Cuba, y la añeja estación fue declarada Monumento Nacional.
El 1ro de julio de 2012, Cristina se integró a la red de instituciones de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH).
Renace Cristina
“La estación se encontraba muy deteriorada y, además de los muy variados usos que le dieron, sufrió desastrosas intervenciones que la lastimaron”, explicó Néstor Sad Rodríguez, especialista principal del Departamento Inversionista San Isidro, de la Dirección de inversiones de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH).
Las obras se iniciaron a finales de 2014. Se realizó una rigurosa investigación histórica antes dela ejecución constructiva, tratando de que la intervención no lacerara al inmueble más de lo que estaba. “Se ha trabajado intensamente, pero le hemos devuelto su esplendor”.
Sad Rodríguez precisó que, “entre los retos más importantes está la recuperación de la nave central —la estación de viajeros—que incluye el portal y dos galerías con andenes techados, todo de grandes dimensiones, así como la restauración de las fachadas. El sistema de cubierta actual es nuevo, al igual que la carpintería exterior e interior, realizada con materiales y sistemas contemporáneos que alargan la vida útil de estos elementos y respetan al máximo los códigos y expresiones estéticas a la usanza de los originales”. También se trabajó el patio de vías y la nave aledaña, de grandes dimensiones.
En la rehabilitación de la Estación Cristina intervinieron: Departamento Inversionista San Isidro; Dirección de Patrimonio Cultural; Empresa Constructora Puerto Carena; Empresa de Proyectos de Arquitectura y Urbanismo, RESTAURA, Empresa de Producciones Industriales Cabildo, todas estas, dependencias de la OHCH; Cooperativa no Agropecuaria de la Construcción Pirámide; la Cooperativa de Construcción ADIMACC; la Empresa de Ingeniería del Transporte (TransProy), artistas de la Fundación Caguayo; la Empresa ATRIO y trabajadores por cuenta propia.
Un museo moderno e interactivo
Cuando el Museo del Ferrocarril de Cuba reabra sus puertas con motivo del cumpleaños 500 de La Habana, se habrá revitalizado una edificación única, de relevancia histórica para el patrimonio industrial habanero.
En Cristina se exhibirá una colección de locomotoras de vapor, resultado de la importante labor de rescate emprendida por la OHCH en diferentes centrales del país, donde estas centenarias máquinas, luego de una larga vida dedicada a la industria azucarera, se encontraban en desuso.
Respetando el espíritu original del inmueble, el Museo del Ferrocarril de Cuba será un recinto contemporáneo desde el punto de vista de la museología, museografía, diseño y equipamiento, pues contará con tecnología moderna y carácter interactivo, lo cual propiciará al visitante conocer la historia del ferrocarril, las características de los equipos exhibidos e interactuar con ellos.
Se exhibirán equipo se instrumentos de diferentes épocas. Lugares de honor ocuparán las locomotoras La Junta, la más antigua atesorada en Cuba; la Manning, única de construcción inglesa que se conserva en el país, rescatada a partir de una investigación de arqueología industrial ferroviaria, y la máquina de vapor 1112, la tercera más antigua conservada en la Isla, utilizada en la película cubana José Martí: el ojo del canario, que operó hasta finales del siglo XX en las zafras azucareras y que al retirarse, se consideraba la locomotora de vapor en activo más antigua del mundo.
Otro tema interesante es la locomotora diésel con la que el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, inauguró, el 29 de enero de 1975,el primer tramo reconstruido y modernizado de la línea central del ferrocarril cubano.
El Museo dispondrá de una sala científico-técnica para consulta y lectura, un área destinada al ferro modelismo; un espacio representativo del centro de operaciones de un jefe de estación de principios del siglo XX, y una sala polivalente dedicada a diversas acciones culturales.
Un recorrido por el Museo del Ferrocarril de Cuba permitirá al visitante adentrarse en la historia de este medio de transporte en el país, que se remonta a 1837, cuando Cuba se convirtió en el séptimo país del mundo y primero de Iberoamérica en explotar un camino de hierro.
De conjunto con la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, el Programa PADIT Habana con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Cuba (PNUD); la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE), la Embajada de Italia y la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS) apoyaron el equipamiento museográfico y el mobiliario del Museo del Ferrocarril y el Museo Castillo de Atarés como una de las iniciativas sociales del municipio de La Habana Vieja.