Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
La obra del sabio, humanista e intelectual cubano Don Fernando Ortiz fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación, lo cual consagra el compromiso del Estado y sus instituciones con su custodia, preservación, y, de manera muy especial, su promoción y difusión entre las actuales y venideras generaciones.
En la ceremonia, efectuada en el Aula Magna del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, en el aniversario 138 del nacimiento de Ortiz la presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, Gladys Collazo, leyó el documento oficial donde se recogen los basamentos de esta inscripción, que contempla tres de los principios aplicados por el prestigioso intelectual cubano: ciencia, conciencia y paciencia.
Collazo formó parte de un panel, integrado, además, por la vicepresidenta de la Sociedad Económica Amigos del País y directora del Instituto de Literatura y Lingüística, Dra. Nuria Grégori; el director de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, Dr. Eduardo Torres Cuevas; el poeta, etnólogo y presidente de la Fundación Fernando Ortiz, Miguel Barnet, y el Historiador de la Ciudad de La Habana, Dr .Eusebio Leal Spengler.
La presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural señaló que Don Fernando “realizó decisivos aportes a la cultura y la sociedad, mediante la creación de instituciones y revistas culturales, cuyo legado aún se mantiene vigente, además de la publicación de un centenar de obras con gran alcance científico y social”.
Barnet realizó una viva semblanza del también llamado Tercer Descubridor de Cuba, su maestro, y valoró sus aportes como los más extraordinarios en el campo de las Ciencias Sociales cubanas a lo largo del siglo XX. Su obra, dijo, “desde el principio despuntó hacia el horizonte de lo patrimonial; esa fue una constante entre sus inquietudes como intelectual identificado con la cultura popular. Se trata de una obra de fundación basada en las raíces innatas y escamoteadas de la nacionalidad”.
En las palabras de clausura del acto, el Dr. Leal destacó la dedicación del autor de Biografía de un cimarrón al estudio y divulgación de la obra de Don Fernando, y recordó también a su predecesor, el Dr. Emilio Roig de Leuchsering, quien junto a Ortiz fue “co-fundador de tantas iniciativas en la Cuba de su tiempo”.
Por su parte, Torres-Cuevas abordó la importancia para los intelectuales de su época del conocimiento de la obra de Don Fernando, pues “la profundidad de sus investigaciones, más allá de esquemas foráneos o nuestros, era ruptura y, a la misma vez, construcción”.
A su vez, la Dra. Grégori reconoció que en el afán de preservar la memoria escrita de Ortiz ha sido fundamental el empeño de los archiveros, técnicos, conservadores y, sobre todo, la labor de la hija de Fernando Ortiz, María Fernanda Ortiz. Rememoró, asimismo, que hace 50 años, a petición suya, el intelectual fue velado en el Instituto de Literatura y Lingüística.