Por Evelyn Fernández
Sin dudas, una de las propuestas más gustadas en esta edición XIX de Rutas y Andares, para descubrir en familia fue La impronta africana en la cultura cubana: La Habana Vieja, propuesta del Andar con los andantes, organizado por la Casa de África. Durante el recorrido se mostró los significativos lazos entre Cuba y África no solo a través de la religiosidad, sino también a partir de las construcciones, la herrería y el trabajo con la piedra.
Bendita sea la cubanidad entre azúcar, tabaco y ron, así comenzó ese Andar que contó con la actuación del Grupo Espacio Abierto, que dirige Xiomara Calderón y que se presenta todos los terceros jueves de cada mes en la institución. Ante la presencia de más de 150 personas, los actores interpretaron el Azúcar y el Tabaco, personajes del texto Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar, de Don Fernando Ortiz, volumen que formula un concepto más completo de lo que es la cubanidad y deja claro que no hay Cuba sin África.
Música, baile, teatro e historia tomaron forma en la Plaza San Juan de Dios, para recordar cuándo se construyó el primer hospital de la Ciudad, la presencia doméstica de africanas, referencias a la compañía de seguros más importantes del país; así como se le dio respuesta a las interrogantes sobre el nombre de una de las arterias más importantes de La Habana Vieja.
Asimismo, al ritmo de Rumba Morena se trasladó al público a la Casa de Juan Gualberto Gómez, donde se mencionó su compromiso con la defensa de los derechos de los negros y mulatos. En esta oportunidad, se hizo referencia a La Fraternidad, periódico que se dedicaba a la defensa de la raza en Cuba, elemento esencial para lograr la unión que se necesitaba para la independencia.
Más tarde, se hizo referencia a la Sociedad Abakuá, única de su tipo en América e integrada por personas del sexo masculino. Los Abakuá, como fenómeno que parte de la identidad habanera, han estado sujetos a estereotipos, exclusión y marginalidad; a pesar de tener una presencia notable en la música, la danza, las artes plásticas, la literatura, e incluso en momentos cruciales de nuestra historia.
La arquitectura no se aleja de este legado, que si bien tiene influencia hispana también africana. A consecuencia de los ataques de corsarios y piratas, herreros esclavos desarrollaron construcciones defensivas y en el siglo XIX, la Ciudad cambió la balaustrada de madera por la herrería, al mismo tiempo que las casas señoriales se reforzaron. En la decoración también se visualiza la influencia africana, que habla de la historia del continente africano y su filosofía.
Desde la Iglesia del Santo Ángel Custodio, con melodías africanas y contradanza, culminó este recorrido etnográfico que se suma a los homenajes por el medio milenio de fundación de la villa de San Cristóbal de La Habana.