Ruta Joven en bicicleta

Por Dariadna Barrios Tabares

Atraídos por el paseo en bicicleta, los asistentes a la Ruta Joven, el pasado sábado 6 de julio, recorrieron El Vedado, descubriendo sitios, historias, tradiciones y leyendas de uno de los símbolos de La Habana.

La antigua mansión de Catalina Lasa y Juan Pedro Baró, hoy sede de la Casa de la Amistad, fue el punto de partida de un recorrido que adentró a los participantes en la vida de quien fuera considerada una de las mujeres más bellas de la época. Desde la entrada, los jóvenes apreciaron la fastuosidad de la residencia que le obsequiara su esposo.

Conducidos por el amor entre Catalina y Baró y los mitos que rodean su historia, pedalearon hasta el mausoleo que, tras la muerte de ella, ordenara construir Baró, ubicado en la avenida central de la Necrópolis de Colón.

Desafiando pendientes arribaron a los Jardines de La Tropical, parada obligatoria de los visitantes. La historia de los Jardines, su importancia para el desarrollo cultural de la ciudad, la visita a algunos de sus salones y la entrada al Castillo -una de las construcciones más significativas de la instalación- deslumbraron a quienes no conocían el lugar. La armonía entre arquitectura, diseño y naturaleza resultó sin duda una de las mayores sorpresas de la visita. Los jóvenes quedaron impresionados con el paisaje y por constatar los intentos de rescate de la instalación. Asimismo, se plantearon la necesidad de que, en este proceso, no se añadan elementos que desluzcan su construcción originaria, que la restauración avance a otras áreas como el Castillo y se favorezca el acceso mediante diferentes entradas.

Al adentrarse en el Bosque de La Habana, se detuvieron en la Isla Josefina para admirar su impresionante paisaje natural, conocer su historia y los usos actuales de este espacio como sitio de paseo y escenario de prácticas religiosas. Al apreciar algunos de estos rituales, emergió el debate sobre cuánto pueden alterar el ecosistema de la zona y lo imperante de establecer normas que incentiven el respeto y el compromiso con el entorno.

Avivados por la sombra y el fresco, continuaron con destino hasta la última parada, el Parque Almendares. Las distintas áreas de este complejo recreativo, su vida sociocultural, la contaminación del río Almendares y el papel que corresponde a todos en su cuidado, fueron los temas de un diálogo final que motivó a los jóvenes a seguir descubriendo La Habana y defender sus espacios verdes, escenarios ideales para el disfrute y la recreación.

 

 

 

 

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