Recorren andantes la primera Plaza habanera y el Museo de La Fuerza

Por Teresa de Jesús Torres Espinosa

De la Plaza de Armas partió este jueves el Andar La plaza fundacional. Sus instituciones políticas, religiosas, civiles y militares de los siglos XVI y XVII, cuyos participantes recorrieron la hoy conocida como Plaza de Armas y el Castillo de La Real Fuerza, este último el ejemplo de la arquitectura más importante que en nuestros días queda de esa época.

La historiadora Tatiana Guerra, de la empresa RESTAURA, una de las guías, explicó que la plaza fundacional no estaba en el sitio que actualmente ocupa, frente al antiguo Palacio de los Capitanes Generales, si no que se encontraba un poco más alejada. Luego, dijo, con la construcción de La Fuerza, hubo que volverla a trazar e, incluso, demoler casas de personas que estaban asentadas en ese entorno.

Ávido de conocimientos, el público conoció que a partir de la plaza primigenia comenzaron a alinearse los bohíos frente al litoral de la bahía y se trazaron los primeros caminos o calles, como la de los Oficios, Obispo, Mercaderes, y Obrapía. Con la construcción del Castillo de La Real Fuerza en el lado norte de la plaza, en 1559, ésta cambió sus funciones de públicas a militares. De esa manera se le realizaron transformaciones al terreno para los ejercicios y reunión de las tropas. Así, pasó a llamarse Plazas de Armas.

Guerra señaló que lo que en un inicio fue la plaza principal, donde se ubicaron la iglesia parroquial y las casas de los vecinos más poderosos de la villa, simples bohíos, devino lugar preponderante de la villa, donde los pobladores se reunían a cabildo abierto para tomar decisiones, y se pregonaban las leyes y noticias a toque de tambor.

En el último tercio del siglo XVIII la plaza recobró su antiguo carácter de centro cívico y bajo el gobierno del Capitán General Don Felipe de Fondesviela, Marqués de la Torre, se efectuaron allí grandes obras de remodelación urbana, como la demolición de la parroquial mayor, en 1776, dañada desde 1741 por la explosión del navío El Invencible. Se hicieron los cimientos de las nuevas construcciones, y la plaza alcanzó sus dimensiones actuales. El proyecto del Marqués de la Torre incluía un conjunto de hermosos y monumentales edificios con frente hacia la plaza.

Sucesivos gobernadores añadieron mejoras a la Plaza de Armas, y ennoblecieron el lugar con dos importantes ejemplos de la arquitectura civil habanera: los palacios del Segundo Cabo, en 1771, y el de los Capitanes Generales, en 1791.  También, en el siglo XVIII, se levantaron el Palacio de los Condes de Santovenia –hoy hotel Santa Isabel–, que ha sido visitado por personajes célebres como Jack Nicholson, Bruce Willis, Sting, Jimmy Carter o Pedro Almodóvar) y la Casa del Real Consulado, en la actualidad desaparecida.

Para evocar la fundación de San Cristóbal de La Habana se erigió en 1828, El Templete, que custodia tres lienzos conmemorativos de la primera misa, el primer cabildo y su inauguración, y cobija, además, la mítica ceiba, que cada 16 de noviembre acapara la atención de habaneros y visitantes, quienes realizan largas “colas” para darle tres vueltas y pedir, al santo patrón de la villa, igual cantidad de deseos.

En los últimos años de la dominación española la plaza estuvo abandonada. Tras diferentes cambios en el trazado de su parque, en 1929 fue reconstruida de acuerdo con el diseño que tuvo en el siglo XIX. Con la ocupación norteamericana, a principios del XX y durante la etapa republicana –entre 1902 y 1959–, perdió la fisonomía del período colonial; en 1935 se realizaron obras de restauración y embellecimiento de sus jardines. Desde 1953, se encuentra en  su centro la estatua en mármol de Carlos Manuel de Céspedes, primer presidente de la República de Cuba en Armas.

La edificación más importante de la Plaza de Armas es el antiguo Palacio de los Capitanes Generales, que acogiera a 65 gobernadores españoles en tiempos de la colonia. Se considera una de las obras más destacadas de la arquitectura española en América Latina.

Al lado de La Real Fuerza y a un costado del Museo de la Ciudad, está el antiguo Palacio del Segundo Cabo, construido en la década de los años 80 del siglo XVIII por el arquitecto español Don Antonio Fernández Trebejos, el mismo que concibió el de los Capitanes Generales. Hoy es el Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales entre Cuba y Europa, donde se realiza un sugerente recorrido por la historia a con el empleo de avanzadas tecnologías.

Los participantes en el andar penetraron el Museo Castillo de La Real Fuerza, donde Antonio Quevedo, su director, explicó acerca de la historia de la primera fortaleza construida en Cuba, que data de 1558. En ese recinto el visitante puede realizar un paseo imaginario por la historia de la construcción naval en Cuba y, en particular en La Habana, desde el siglo XVI al XIX.

Además de cuartel, la instalación fue residencia de los Capitanes Generales y sirvió para guardar el oro y las mercancías de valor que transitaban hacia España. La Fuerza, primera de su tipo en América, contiene en sí misma el mayor valor patrimonial, y atesora hallazgos de la arqueología subacuática, entre los que sobresalen hermosas joyas, la forma en que se exportaban el oro y la plata del Nuevo Mundo, modelos navales de diferentes épocas y evidencias relacionadas con  la vida a bordo.

Durante el mes de julio el Andar la arquitectura incluirá recorridos por los siglos coloniales a través de su arquitectura y espacios públicos, mientras en agosto se abordará el avance de la restauración de La Habana Vieja, a partir de un acercamiento a los nuevos proyectos sociales, culturales y turísticos.

 

 

 

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