Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
“La admirable generosidad del Sr. Richard Driehaus nos ha permitido recibir en La Habana el carro precioso que él tuvo la bondad de obsequiarme en un acto público, deseando que yo luciese en La Habana”, aseveró el Dr. Eusebio Leal Spengler al acoger el auto clásico donado por Richard Herman Driehaus, que se integra desde ahora a los fondos del Museo del Automóvil, que estará totalmente restaurado a propósito del cumpleaños 500 de la ciudad y llevará el nombre de El Garaje.
Se trata de un De Soto del 49, una marca de automóviles estadounidense fundada por Walter Chrysler el 4 de agosto de 1928, que adoptó ese nombre por el explorador español Hernando de Soto. El coche puede ser admirado por el público en San Ignacio entre Amargura y Teniente Rey, en el entorno colonial habanero.
Driehaus (Chicago, Illinois, Estados Unidos, 1942) es un coleccionista de autos antiguos, empresario y filántropo, fundador responsable de la oficina de inversiones, y presidente de Driehaus Capital Management LLC, con sede en la ciudad estadounidense.
Señaló el Historiador de la Ciudad de La Habana que cuando se le concedió el premio Henry Hope Reed le expresó a Driehaus que lo recibía “como custodio del Museo de la Ciudad de La Habana y que sería un grato honor para nosotros unir su nombre al esfuerzo por la restauración del Centro Histórico de La Habana. Al concedérseme entonces aquel importante premio de arquitectura y restauración, el Dr. Driehaus hacía una contribución notable al trabajo tan largo y esforzado que por mucho tiempo hemos realizado. Bien sé lo que significaba para él desprenderse de una pieza de su colección; sin embargo, lo hizo con admirable esplendidez”.
Comentó que se alegró mucho al conocer de la visita a la capital cubana del Sr. Stephen Murphy, en representación del Sr. Herman, para la entrega oficial del automóvil, y que este fuera testigo del esfuerzo que se ha realizado. “Nada de lo que hay aquí es fácil para nosotros. En nombre de los proyectistas que trabajaron en este lugar, de los inversionistas, de los arquitectos, del director de Patrimonio y de la Dra. Magda Resik, quisiera agradecerle que le trasmita a él vivamente mi reconocimiento”.
Por su parte, el Sr. Murphy explicó que “el donativo no fue planeado; ocurrió durante la entrega oficial a Eusebio del premio Henry Hope Reed 2016, que concede la Universidad de Notre Dame y que tuvo lugar en Chicago, donde se utilizan autos antiguos para transportar a los premiados. Entonces, en el espíritu de agradecer a Leal por su obra, Driehaus anunció en su discurso que le iba a regalar este coche”.
Al manifestar su asombro por el sitio ambientado para la exposición de este De Soto, indicó: “Cuando se abrió la puerta se descubrió como una especie de cápsula que te transporta a uno a otro lugar. Los gráficos están impresionantes, muy bien diseñados, bien pensados y el color añil, que está en combinación con la capota del automóvil, es sorprendente. Aquí se ha cuidado todo al detalle”.
“Llevo menos de 24 horas en la ciudad, agregó, y estoy impresionadísimo; habiéndome criado en España, donde se quiere a Cuba. Ha sido bastante emotiva para mí esta visita”.
El diseño de la parcela 305, que resguarda el De Soto, estuvo a cargo del grupo Cabarrocas; en su primera parte se aprecia el devenir de las ciudades de Chicago y La Habana. Ambas urbes tienen vínculos; resulta una historia muy atractiva y fácil de asimilar. El visitante podrá conocer acerca de los hitos de la ciencia, los peloteros cubanos en Chicago, las relaciones en la arquitectura y