Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
Desde hace unos meses se aprecia un hervidero constructivo en el antiguo Convento de Santa Claras, en La Habana Vieja, uno de los más significativos recintos de la arquitectura religiosa cubana y el primer monasterio de monjas de clausura de Cuba. “Estamos ante un conjunto monumental excepcional, que marcó un momento en la historia de la ciudad de La Habana”, señaló en entrevista para el Programa Cultural, el Historiador de la Ciudad, Dr. Eusebio Leal Spengler.
Este edificio se convierte en leyenda gracias a la obra de María de las Mercedes Beltrán Santa Cruz y Cárdenas Montalvo y O’Farrill (La Habana, 1789 – París, 1852), la Condesa de Merlín, quien en su opúsculo Mis doce primeros años, narra su estadía en ese convento. Cuando las monjas vendieron el monasterio, al comienzo de la década de los años veinte del pasado siglo, se produjo el famoso escándalo que provocó la Protesta de los Trece, “no porque el convento y el conjunto no tuvieran gran valor, sino porque ello significó un pretexto para el enriquecimiento ilícito de algunos funcionarios del estado republicano de aquella época”.
Leal destaca un rotrograbado del Diario de la Marina, que reproduce cómo quedó el convento en el momento del abandono de las monjas. Particularmente impresionantes, son las fotos de las cocinas con los azulejos, algunas de cuyas muestras más importantes aparecen hoy en el Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador.
El Convento fue ocupado por la Secretaría de Obras Públicas, desde 1925 hasta 1959, cuando pasó a ser la sede del Ministerio de Bienestar Social. Más adelante tuvo diversos usos por parte del Ministerio de Cultura y luego radicó allí el Centro Nacional de Conservación, Restauración y Museología (CENCREM), cuyas obras de rehabilitación fueron dirigidas por el arquitecto Daniel Taboada.
El Convento de Santa Clara ocupa un terreno muy grande dentro del Centro Histórico, en el corazón de la parte más antigua de la ciudad. De ahí que las excavaciones arqueológicas realizadas han contribuido, de manera significativa, al descubrimiento de testimonios sobre la vida y la historia de la antigua urbe, añadió el intelectual. Ejemplificó que la techumbre de la iglesia de Santa Clara, en proceso de rehabilitación -sobre todo lo que sería el coro-, tiene la extraordinaria y excepcional circunstancia de tener las firmas de sus constructores.
La Arq. Norma Pérez-Trujillo Tenorio, jefa del Departamento de Rehabilitación y Conservación Patrimonial de la Dirección de Inversiones de la OHCH y coordinadora del equipo de arquitectos que labora en la instalación, indicó al Programa Cultural que ya se han consolidado las fachadas y todas las estructuras verticales, así como los muros interiores y exteriores, con el empleo de técnicas tradicionales de construcción, pues se trata de un edificio del siglo xvii.
“Logramos un acuerdo con la Unión Europea dirigido a la creación del que denominaremos Colegio Santa Clara para la formación académica en las artes y los oficios de la conservación y la restauración del patrimonio”, explicó el Dr. Leal quien ya se encarga del diseño docente del colegio. Este tendrá su base en la Escuela Taller Gaspar Melchor de Jovellanos; quiere decir que los egresados de este centro, que ahora comienzan sus estudios en el Colegio de San Gerónimo de La Habana, tendrán la oportunidad de ir directamente al Colegio Santa Clara y convertirse allí en expertos de la restauración.
El Colegio Santa Clara tendrá la tutela académica del Colegio San Gerónimo, facultad de la Universidad de La Habana. Con una vocación antillana y caribeña, se propone establecer relaciones con las universidades del área que tengan especialidades del mismo tipo, particularmente con la Universidad de West Indies, formadora de las vanguardias intelectuales del Caribe.