Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
“Estamos ante una belleza absoluta, un cuadro que está lleno de inspiración”, expresó el Dr. Eusebio Leal Spengler en la apertura de la muestra El sitio más transparente, del artista Alberto Hernández Reyes.
Integrada por una sola obra, la exposición cierra una etapa en el quehacer del pintor, una manera específica de crear, colores determinados que abarcan la gama de los sepias. Imaginación, armonía de tonalidades y recreación de una vista muy cubana se aprecian en la pieza, que permanecerá abierta al público hasta el mes de junio, en el Museo de Arte Colonial.
Al valorar el trabajo de Hernández Reyes, vinculado al paisajismo, el Historiador de la Ciudad de La Habana, precisó: “Muchas personas piden el paisaje, pues un paisaje tan esplendoroso como el de Cuba, el Mar de Cuba, el cielo de Cuba, no puede ser llevado a la obra de arte de una manera que no es nunca la reproducción mecánica –para eso está la fotografía–, sino traspasando el corazón del artista y su imaginación. Se convierte en misterio, en belleza nueva, en un discurso realmente conmovedor, elocuente, poético y casi místico”.
Evocó el Dr. Leal cuando conoció al creador y vio por vez primera sus obras, “pero en ese reencuentro, al mostrarme lo que él estaba haciendo, había un cuadro para mí extraordinario, excepcional, bello; y la belleza es tan importante para la vida como el pan que nos comemos”.
Por su parte, el autor explicó que el título El sitio más transparente, “viene a partir de una obra musical en la cual yo me inspiré mientras estaba trabajando y se llama La región más transparente, de Leo Brouwer. Y voy más allá, pues tiene antecedentes también en la literatura; hay una obra de Carlos Fuentes del mismo nombre y más atrás aún, Alejandro de Humboldt, cuando llegó a esta zona de América, decía que era la región más transparente.
La inspiración y originalidad en la labor creativa de Alberto Hernández Reyes conceden un soplo idílico a rincones que existen en la vida real en Cuba, o iluminan su imaginación.
Como cierre, el cellista Roberto Carlos Díaz interpretó un pequeño concierto, que abarcó temas barrocos y románticos, de una marcada delicadeza.
