Presentación especial del filme Inocencia, en el Centro Hispano

Por Inima Fuentes
Corrección: Natalia Ruiz

El Centro Hispanoamericano de Cultura acaba de cumplir 15 años de fundado.  A propósito de esta fecha, nos hemos vestido de largo desde todas las manifestaciones, y el cine no ha sido la excepción. Ni el  calor sofocante, ni el sol abrazador de las tres de la tarde impidieron que el pasado día dieciséis llegara a nuestra sala-teatro Dulce María Loynaz un entusiasta grupo de espectadores, para asistir a la presentación especial del filme cubano Inocencia, la última producción de Alejandro Gil.

Para algunos, era la primera ocasión que veían la película; para la mayoría, la tercera o la cuarta;  lo cierto es que ver Inocencia es un descubrimiento cada vez, pero sin lugar a dudas, lo más bonito de la tarde fue compartir con Alejandro Gil y Yasmany Guerrero, director y protagonista del filme, respectivamente.

Ambos respondieron preguntas y contaron anécdotas, historias y curiosidades de todo el proceso de rodaje. No faltó entre los asistentes quien ofreciera un reconocimiento al hermoso trabajo de actuación de Yasmany Guerrero, en su personaje de Fermín Valdés Domínguez.

El joven actor comentó acerca del proceso de acercamiento y asimilación del personaje, así como de la obsesión que, en la piel de Fermín, lo embargó durante la filmación. Alejandro, por su parte, contó con igual vehemencia la sed de investigación que lo caracterizó; cómo cada documento, carta y dato que encontraba era un grano de arena que contribuía a la construcción del filme.

Al finalizar la proyección y el posterior debate, los espectadores se retiraron con un cúmulo de emociones. Estoy convencida que más de uno, al pasar luego por un monumento que se encuentra a pocos metros de nuestro centro y que remite al transeúnte a los sucesos del fatídico día en que fueron asesinados los jóvenes estudiantes, repitió las palabras que escuchamos tantas veces y con las cuales Fermín Valdés Domínguez comienza su libro: “De rodillas sobre la tumba de mis hermanos muertos escribo en la tierra que los guarda este epitafio, ¡Inocentes!”

 

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