Por Evelyn Fernández
Revelando episodios prácticamente desconocidos de la capital en el siglo XX, se exhibió en la Calle de Madera Las corridas de toros en La Habana. Una enconada polémica republicana, del documentalista e investigador Santiago Prado Pérez de Peñamil, volumen que cerró las presentaciones de Ediciones Boloña, como parte de la Vigésimo Octava Feria Internacional del Libro.
El Dr. Carlos Venegas Fornias, a cargo de las palabras centrales, destacó cómo desde su anterior libro El Fútbol y los clubes españoles de La Habana, 1911-1937, Santiago Prado se sitúa como uno de los investigadores de reconocida autoría sobre la emigración española hacia Cuba en el siglo pasado.
Acerca de Las corridas de toros en La Habana. Una enconada polémica republicana aseguró que el autor analiza el tema de la tauromaquia en Cuba, que suscitó opiniones divididas, a favor y en contra, en la prensa habanera durante 1902 y 1959.
El intelectual recordó que la fiesta taurina llega a Cuba, como en toda América, con la cría de ganado vacuno y se convirtió en una práctica complementaria de la economía ganadera durante tres siglos.
“La Fiesta Brava representaba a España entre los estereotipos de la cultura universal, mientras, paradójicamente, en Cuba comenzó a decaer gradualmente por el avance de la plantación azucarera y el impacto de la modernidad. Entre las élites se fue abriendo paso el gusto por el deporte moderno, como el béisbol, lo que redujo al torero a un arte representativo de barbarie y atraso de una metrópolis caduca”, señaló el intelectual.
Asimismo, esa forma de ver a los toros como parte de una cultura expansionista y conservadora del pasado llevó a una buena parte de los intelectuales cubanos a oponerse a la resurrección de la tauromaquia, con argumentos y sentimientos de identidad nacional a lo largo de casi 60 años hasta lograr un triunfo definitivo, en abril de 1959, con su prohibición absoluta.
“La larga polémica sostenida entre las fuerzas contrarias y las favorables a las corridas constituye la médula de este libro. Muy bien expuesta por su autor y con un rigor en las fuentes y en el análisis documental, hacen de esta publicación un ejemplo dentro de su género”, agregó.
Por su parte, Santiago Prado Pérez de Peñamil, autor del libro, manifestó que la idea de las corridas de toros en la República surgió después de un largo periodo de investigación acerca de las emigraciones españolas en Cuba, especialmente a La Habana.
“Las corridas de toros, auspiciadas por los españoles como expresión de identidad, sufrieron un embate permanente luego de su gran protagonismo durante el siglo XIX en grandes plazas de la urbe de 1899, que fueron suprimidas por una orden militar norteamericana (…) Contra ello se esgrimieron las nuevas tendencias modernas, promovidas por las sociedades protectoras de animales, y las opiniones contrarias de los patriotas e intelectuales cubanos que veían en ellas un símbolo del pasado”, ratificó.
Archivos históricos, documentos de la época, publicaciones periódicas de la prensa y libros que abordaban ese tema en los siglos coloniales, fueron las fuentes utilizadas por el autor para el acabado del volumen, de gran importancia para la historia cubana.
Recorrer los 50 años de república e intentar encontrar cada uno de los momentos en que se manifestaron las amenazas taurinas, es una de las bases de este volumen, que constituyó una ardua tarea de su autor ya que esos conflictos se sucedían no de manera sistemática, sino que poco a poco se desarrollaban esos impulsos que eran afrontados por los veteranos, las sociedades de cuidado de los animales y los intelectuales cubanos.
Por su parte, la editora Guadalupe Rouco dijo que Las corridas de toros en La Habana. Una enconada polémica republicana da vida a un tema poco conocido de la historia republicana en Cuba, que permite apreciar las distintas posiciones que se asumieron en el contexto social en torno a las corridas, unas a favor y otras en contra.
“Esta controversia no significaba el simple gusto por la imposición o no de un espectáculo, sino una reafirmación de nuestro espíritu patriótico y de la constitución de Cuba como nación independiente”, subrayó.