Por Evelyn Fernández
Una vez más la Calle de Madera de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana se llena de historia y literatura con las presentaciones de Ediciones Boloña. Esta vez, se exhibió el libro Los cines de La Habana, de María Victoria Zardoya y Marisol Marrero, quienes compartieron este martes sus experiencias y el minucioso trabajo de investigación histórica, lo cual posibilitó el acabado de esa gran obra que rescata la memoria de esos “maravillosos templos para el ocio”.
Con prólogo de la prestigiosa intelectual cubana Graziella Pogolotti, quien asistió a la cita, el volumen hace un recorrido por el largo proceso mediante el cual el cine se desprende de su antecedente teatral para adquirir identidad propia, pues en la capital aún persiste el recuerdo de las salas oscuras de los cines de barrio, esa nostalgia del ayer y ese amor por el séptimo arte en que las dobles sesiones eran habituales, ese momento en que ir al cine era pura emoción.
“Las salas cinematográficas no se pueden desligar de la arquitectura, ya que esta es una de las cosas más importantes que las autoras han defendido en su libro”, dijo Isabel Rigol, una de las presentadoras de la maravillosa obra, Premio Nacional de Patrimonio Cultural 2016.
También subrayó que, como confirmó recientemente el Historiador de la Ciudad de La Habana, Dr. Eusebio Leal Spengler, el cine Payret se va a restaurar y recuperar su función original, ya que no se deben perder los espacios que todavía nos quedan, pues “este libro es el mejor antídoto al olvido y la desidia”.
Silvana Garriga, editora de Los cines de La Habana, explicó la manera en que las autoras conservaron desde un inicio el origen del proyecto, y resaltó el rigor y el placer con que trabajaron e investigaron. Es un texto de lenguaje claro y explícito, por personas que no son escritoras”, dijo.
Instantáneas del destacado fotógrafo cubano Julio A. Larramendi y de otros colaboradores engalanan las páginas del volumen, que tiene como antecedente la Maestría de Marisol Marrero, en 2001.
En ese sentido, Marrero subrayó el trabajo altruista de muchos amigos que la ayudaron en la realización del libro, y agradeció a colegas, historiadores e investigadores que apoyaron la materialización del proyecto, el cual abarcó 191 cines, así como disímiles documentos, entre archivos y expedientes de construcción y prensa de la época.
“Si en alguna medida este libro contribuye a salvar a las salas de cine de La Habana, el esfuerzo habrá valido la pena. Creemos que es la base para las acciones necesarias de salvaguarda de este patrimonio”, agregó.