Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
Una interesante disertación sobre la restauración y la conservación de la cerámica, tema del cual el Museo Internacional de la Cerámica de Faenza (MIC) deviene referente mundial, ofreció la directora de esa institución, Dra, Claudia Casali, en el Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa, frente a la fundacional Plaza de Armas.
Esta clase magistral, nombrada “La fábula de la cerámica: Faenza. El potencial de una ciudad creativa entre conservación, educación, artesanía artística e industria moderna hecha en Italia”; forma parte de los encuentros académicos del Taller Técnicas de integración cromática en la restauración de la mayólica, que se efectuará hasta el 7 de diciembre en el Centro Histórico habanero, convocado por el Instituto Ítalo-Latinoamericano, en colaboración con la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y la Agencia de Cooperación Italiana al Desarrollo.
La especialista comentó acerca de la experiencia del laboratorio del Museo de la ciudad italiana de Faenza, nacido en 1979 como un proyecto piloto, y que en estos momentos es uno de los centros fundamentales en la formación y entrenamiento de los restauradores, en colaboración con la Universidad.
Mediante la proyección de un audiovisual, Casali explicó cómo a través de imágenes históricas y documentales el museo acerca al público a sus colecciones de cerámica representativas de diferentes culturas, etapas históricas y sociedades.
A la conferencia asistieron restauradores, licenciados en Bellas Artes, arqueólogos y demás profesionales involucrados en el sector de la preservación del patrimonio cultural.
El Museo Internacional de la Cerámica de Faenza, uno de los más importantes de su tipo en el mundo, está situado al norte de Italia, en la región Emilia-Romaña, ciudad conocida fundamentalmente por la fabricación de loza fina desde el siglo XII.
Durante la II Guerra Mundial gran parte de su patrimonio fue destruido a causa de un bombardeo, que sufrió la instalación. El arduo trabajo de reconstrucción y restauración del inmueble y de las piezas patrimoniales que atesora le han merecido el reconocimiento de “Monumento testimonial de una cultura de paz”, otorgado por la Unesco en 2011.