De la historia surge el reencuentro

Tomado del sitio web Habana Radio
Por María Karla Villar

El presidente del Gobierno del Reino de España, Pedro Sánchez Pérez- Castejón hizo entrega en calidad de préstamo por un período de dos años, de la silla del Mayor General del Ejército Libertador, Antonio Maceo, en acto celebrado en el Museo de la Ciudad de La Habana.

A la ceremonia oficial, efectuada ante la estatua erigida a Cristóbal Colón en el patio del otrora Palacio de los Capitanes Generales –histórico lugar donde residieron los principales gobernantes españoles durante la etapa colonial en Cuba– , asistieron el presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez; el Excmo. Sr. embajador de España en la Isla, Juan Fernández Trigo; el embajador de la República de Cuba en España, Gustavo Machín Gómez; el Historiador de la Ciudad de La Habana, Dr. Eusebio Leal Spengler; representantes del gobierno cubano al más alto nivel y de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH), así como la delegación oficial que acompaña al presidente español Pedro Sánchez en su viaje a la mayor de las Antillas.

La pieza será expuesta en Cuba gracias al empeño y diálogo sostenido, durante casi dos décadas, entre la OHCH, el Ayuntamiento de Palma de Mallorca, y los Ministerios de Asuntos Exteriores y de Cultura de Cuba y España, respectivamente.

Durante la ceremonia de sesión de la pieza, de gran valor histórico para ambas naciones, el mandatario español expresó: “Es para mí un honor participar como presidente del gobierno de este acto de entrega de la silla de Maceo a la ciudad de La Habana. Quiero significar la relevancia de este acto a partir de dos ideas: la historia y el reencuentro. La historia nos devuelve a menudo el eco de batallas lejanas, pérdidas en un pasado que se aleja, y nos enfrenta a menudo a los horrores de las guerras y las penurias de otro tiempo que hoy, afortunadamente a la luz de nuestros valores, nos parecen impensables. Y el reencuentro, el reencuentro, querido presidente, supone la voluntad de aprender de ese pasado para construir un mundo en el que la guerra sea exactamente eso: un vestigio de tiempos cada vez más remotos”.

El presidente se refirió en su discurso al “largo proceso jurídico y administrativo de casi 20 años”, que culminó con la llegada de esta pieza patrimonial a la Isla “para su exposición en el Museo de la Ciudad, en préstamo temporal, renovable –enfatizó. Quiero agradecer la labor de quienes más han hecho para que este acto tuviera lugar, para que de la historia surgiera el reencuentro en el día de hoy en la ciudad de La Habana; en particular, al Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal, persistente en un anhelo que hoy finalmente cristaliza en este acto de sesión, y también creo que es de justicia recordar la decisión del Ayuntamiento de Palma, que dio el impulso definitivo para que la silla de Maceo pudiera abandonar temporalmente el territorio español”, añadió Sánchez Pérez-Castejón.

También dijo ser “consciente” del “valor simbólico” que contiene esta silla, ejecutada en madera de palma real, para el pueblo de Cuba y aseguró: “Hoy quiero que sea símbolo de homenaje compartido de dos pueblos, el español y el cubano, unidos en la memoria común de episodios trascendentales para el devenir de nuestra historia compartida, episodios que definen en buena medida lo que somos hoy en día. Debemos conocer nuestra historia y ser capaces de analizarla desde el rigor y desde el respeto.

“Por ello, quiero que vean en este evento un acto de amistad, de hermandad del pueblo español con Cuba, querido presidente. Esta silla fue símbolo de la guerra de la independencia de Cuba, pero hoy gracias a este acto, la silla de Maceo simboliza también el encuentro y el vínculo renovado entre países hermanados por una historia común y lazos tan profundos como los que nos unen. Que este acto sirva para mirar al pasado con vocación de aprender de la historia, pero que sirva igualmente y, sobre todo, para poner el acento en el reencuentro entre dos pueblos que miran hacia el futuro, conscientes de lo que fuimos, pero más aun, de lo que somos y podemos llegar a hacer juntos”.

Tras la intervención del gobernante español, el Historiador de la Ciudad de La Habana, Dr. Eusebio Leal Spengler, definió a este encuentro como “un momento de suma importancia porque se han tocado una de las fibras más delicadas del espíritu de la nación”, y se refirió a los vínculos históricos y culturales que han atado a Cuba y España durante más de cinco siglos.

“Para poder comprender a Cuba tenemos que entender que una vez fuimos parte de España –recordó Leal–, y que hemos heredado con la noble sangre española el espíritu que siempre la caracterizó. España llegó a América hace siglos, pero nosotros somos fundamentalmente hoy, no descendientes de los acorazados conquistadores, sino de la emigración, esa emigración que vino a Cuba en oleadas, en busca de trabajo y pan y encontró en el seno del pueblo cubano cariño, abrazo y familia. España se entregó a nosotros absolutamente, dio todo lo que podía dar y, en su momento, nació de su seno un pueblo con características propias, nacida de la mulatez que nos impuso la historia, una mulatez de la sangre y de la cultura que nos viene del abrazo con España y con África, de tal manera que, sobre la huella extinta del indio, somos hoy lo que somos y debemos sentirnos orgullosos de ello”.

Igualmente comentó sobre la sangre española que corre por las venas cubanas, y de cuya unión surgieron temples como los de las figuras más relevantes de la historia de Cuba. “Maceo era nieto de valenciano –continuó el Historiador–; y Martí, casualmente, hijo de un soldado valenciano y de madre canaria. España parecía estar presente en ambos”, agregó.

Al rememorar hechos trascendentales de la historia enlazada de ambas naciones, ocurridos en el otrora Palacio de los Capitanes Generales, el Dr. Leal aseguró que fue en este lugar donde “el 1 de enero de 1899 el último General español, Adolfo Jiménez Castellanos, dijo las palabras significativas ante los ocupantes militares de los Estados Unidos: «Señor, en cumplimiento del mandato de mi Rey cesa hoy la soberanía de España en la Isla de Cuba, y comienza la de los Estados Unidos», – evocó. El 8 de enero de ese año, Máximo Gómez, Generalísimo de los libertadores, escribió en su diario: «Tristes se han ido ellos y tristes nos hemos quedado nosotros porque un poder extranjero los ha sustituido. Yo soñaba con la paz con España, soñaba despedir con respeto al bravo Ejército español, con el cual nos enfrentamos siempre en los campos de batalla»”.

Con emotivas palabras, el intelectual cubano resumió en su intervención el alto valor patrimonial y espiritual que encierra para todos los cubanos esta silla que tiene talladas en el centro de su espaldar la estrella solitaria, la cual representa la independencia de Cuba y las iniciales de Antonio Maceo.

“Hoy recibimos la preciosa silla, sean nuestra palabras de gratitud al honorable Ayuntamiento de Palma. Hemos acariciado en la noche de ayer esta silla. ¡Cuánto significa para Cuba un pedazo de madera! La historia no conoce más engollamiento que sus acontecimientos. Los acontecimientos de la historia se pueden explicar, no se pueden negar, son irrevocables. Una silla de palma real que sostiene ahora el espíritu de Cuba, que usted (presidente Pedro Sánchez) la trae como una ofrenda y como un depósito. Somos depositarios de algo más que la silla. Somos depositarios de la sangre del hombre que me crió cuando era niño y que había nacido en Luarca, Asturias, a cuya tierra volví una vez. Somos depositarios del padre de Fidel y de Raúl, un soldado de Galicia que luchó por España y se quedó en Cuba por amor. Eso se consagra hoy. Seremos guardianes del depósito de la memoria del General Maceo en su silla; y España se siente honrada de pisar este suelo, donde los que aquí vivimos, hemos continuado con la singular hidalguía con que nuestros padres nos enseñaron nuestra propia batalla. ¡Viva España, Viva Cuba!”, concluyó.

Como afirmó el presidente español Pedro Sánchez y reafirmó el Historiador de la Ciudad de La Habana, este acto de sesión de carácter temporal renovable, constituye un gesto de amistad y hermandad entre ambas naciones al cumplirse el próximo 7 de diciembre 122 años de la caída en combate del Titán de Bronce.

El objeto –nunca antes visto por los cubanos desde que en 1897 el gobernador Valeriano Weyler la llevara a España como botín de guerra–, tiene una amplia significación histórica para la nación cubana, pues fue probablemente donde uno de los más significativos líderes de las luchas por la independencia tomara importantes decisiones de las gestas emancipadoras en la Isla.

Al cierre del acto, el también director de la Red de Oficinas del Historiador y del Conservador de Ciudades Patrimoniales de Cuba, ofreció a ambos mandatarios y a sus delegaciones, un recorrido por las salas del Museo de la Ciudad, y, en especial, la de las Banderas, en la que ha quedado expuesta la pieza histórica junto a la silla de montura de Maceo –entregada oficialmente a Cuba por España, en 1986– y muy cerca del óleo concebido por Armando Menocal, que representa la caída en combate del insigne mambí cubano.

Igualmente, los mandatarios realizaron una visita al Centro Histórico habanero, donde recorrieron algunas de sus principales calles, como las de Mercaderes y Teniente Rey, y apreciaron la Plaza Vieja y la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís.

Con esta visita, Pedro Sánchez se convierte en el segundo presidente del gobierno español que realiza una visita oficial a Cuba, antecedido solo por Felipe González, en 1986.

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