Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
Los destacados botánicos suecos Carlos Linneo y Erick Leonard Ekman, cuyos aportes fueron de gran relevancia para las especies del planeta y, en especial, las de Cuba, recibieron honores por parte del Dr. Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad de La Habana, y el Excmo. Sr. Jonas Lovén, Embajador de Suecia en la Isla caribeña.
Ante las tarjas que en memoria de los dos científicos se exhiben en la Quinta de los Molinos, el Dr. Leal recordó que Carlos Linneo “cambió los conceptos botánicos en el mundo en la época que le tocó vivir, y los cambió para todos los tiempos” porque “su ciencia, sus descubrimientos y, sobre todo, sus discípulos rodeándolo allá en Upsala, en el pequeño lugar donde vivió y donde enseñó y creó el primer jardín, fueron realmente una experiencia para toda la humanidad”.
Destacó la importancia de su figura en la creación de los jardines botánicos que de este lado del planeta fueron surgiendo, “a imagen y semejanza de lo que ocurría en Madrid y en otras capitales europeas”.
Mencionó al primero de La Habana, el cual tuvo su segundo emplazamiento en la Quinta de los Molinos, y que “hoy conservamos este fragmento que hemos defendido rabiosamente para preservar tales maravillas de la naturaleza poco vista, poco frecuentada aún por las personas más conocedoras. Salvar los árboles, preservar el culto a las criaturas vivas, enseñar las ideas de la evolución y cómo ellas nos chocan con otros conceptos que puedan tener las personas, sobre la creación y el mundo, pero al mismo tiempo liberar a la ciencia de todo prejuicio, esa fue la gran obra de Linneo”.
Evocó la época cuando “en toda América Latina sabios suecos trabajaron como correspondiente de la Real Academia (de Ciencia) y cruzaron el océano llevando a los archivos de Suecia toda la colección infinita de una naturaleza incomparable, como la del trópico. De esa manera, dijo, vino a Cuba, Ekman; quien se vio en la casi total miseria porque era, además, hombre de un desprendimiento absoluto, de una voluntad de investigación que superaba su necesidad de alimentarse y de llevar el atuendo adecuado para realizar su trabajo. De esa manera surgió su poderosa investigación”.
Más adelante señaló que “cuando han pasado ya muchos años, colocar esa lápida aquí es algo más que un reconocimiento, es una acto de justicia al que escaló el Pico Turquino, encendió en lo alto de la cumbre una hoguera para que se supiera en toda la latitud del Oriente que había logrado estar en la cima más alta de Cuba, y al mismo tiempo denominar, a la par que un Pico que se llama Cuba, un pico nombrado Suecia. Estaremos permanentemente agradecidos a su memoria”.
“Es para nosotros un gran honor que se mantengan vivas sus memorias aquí en Cuba, tanto la de Linneo como la de Ekman”, precisó el Sr. Lovén, y añadió que encuentra “también una gran actualidad hoy día porque la biodiversidad que ellos exploraban, clasificaban y sistematizaban, está hoy amenazada. Un dato que a mí me aterroriza es que en los últimos 50 años en el mundo hemos perdido más del 60 por ciento de las especies, de la flora y la fauna y es una amenaza tan grave como la del cambio climático”. Exhortó, asimismo, a crear proyectos de colaboración bilateral que permitan dar seguimiento a esta problemática.