En la mañana de este 2 de octubre el Historiador de la Ciudad de La Habana, Dr. Eusebio Leal Spengler, visitó el recién inaugurado Hotel Iberostar Grand Packard que, situado en Prado y Malecón, abrió sus puertas el pasado 10 de septiembre, que amplía así las opciones de alta gama turística en el país.
En esa instalación, el Historiador sostuvo un encuentro con Alejandro Barrios Álvarez, Director General del Grand Packard por la cadena Iberostar, y Patricia Lastre, Directora Adjunta. Una decena de trabajadores del hotel, de diferentes funciones, se congregaron junto a Leal para escucharle narrar parte de la historia del descubrimiento de la Isla por el almirante Cristóbal Colón, y la fundación de las villas patrimoniales, hasta la génesis del inmueble original.
El encuentro evidenció que el Packard no es solo un establecimiento de lujo, sino una verdadera joya de la arquitectura moderna. Constituye una obra que, desde sus inicios en el 2015, ha intentado mantener vivo el vínculo con su pasado, a partir de la preservación de la fachada original del edificio que durante años se conservó, por la Oficina del Historiador, a la espera de un nuevo hotel que devolviera las funciones originales al inmueble. Del antecesor, el frente centenario llega hasta el nivel cuatro, desde ahí se impone la moderna estructura de sus pisos superiores; “una parte que hace más interesante y valioso el discurso moderno del hotel”, expresó el Historiador.
Pero los hoteles, las ciudades y los contextos en los que estos se erigen tienen pasado. El director de la Red de Oficinas del Historiador y del Conservador de las Ciudades Patrimoniales de Cuba compartió con sus interlocutores ese pasado en aras de que el servicio a los clientes sea una experiencia enriquecedora, educativa.
El intelectual narró cómo los terrenos y el devenir de la ciudad convirtieron al enclave en uno de los puntos más importantes de la antigua villa; cómo estos fueron pasando de mano en mano, ganando a su vez renombre por la urbe que se erigía a su alrededor -luego del derrumbe de las murallas de La Habana-, hasta que una familia española, asentada en Cuba, fue la encargada de escribir la historia de la parcela que hoy ocupa la nueva perla de Iberostar en sus 25 años en Cuba.
“La familia Ulloa, ya propietaria de varias casas que van adquiriendo una tras otra en la manzana, según los expedientes, comienza a unir los predios y para el año 1912 ya había situado un hotel llamado Biscuit” (que dos décadas después cambió su nombre por Packard). “En La Habana ya había muchos hoteles en esa época, como el Isla de Cuba, Inglaterra, el Florida. Esta va a ser una célebre Casa de huéspedes donde solo se admitían matrimonios, viajeros, no se admitían niños. Se brindaban servicios modernos como el de ascensor, baño privado con agua, lavandería”.
“Solo en 1931 va a cambiar su nombre porque los Ulloa, que han logrado amasar una gran fortuna, se convierten en los representantes del automóvil norteamericano Packard. Aquí, en la propia manzana, por la calle Cárcel, estaba la sala de exposición de los automóviles y, posteriormente, de otras firmas”, recordó el Dr. Leal.
“El Hotel florece entonces –continuó Leal– y los dueños invierten, y hasta 1955 los papeles nos hablan de cómo la descendencia Ulloa, una familia de La Coruña, ha logrado con sus hijos realizar un emporio en la esquina más importante de La Habana. Y ese emporio va a darle espacio al nacimiento y desarrollo de la radio cubana. Aquí se encontraba la más importante emisora radial: la RHC Cadena Sur. También se funda la CMQ y aparecen otra serie de importantes inversiones. Por aquí pasó todo el mundo del arte y la cultura”.
El Dr. Leal recordó que con el tiempo fueron menos las posibilidades de los hoteles, que se habían hecho obsoletos o menos modernos. Surgen otros, como el Hilton, en el Vedado habanero, y toca a estas antiguas instalaciones adaptar sus servicios o modificar su tipología.
“Aquí en la manzana estaba un salón de 700 butacas para la actividad radial y el comienzo de la cinematográfica, estaban las emisoras y las exposiciones de los carros (…) Así va a ser hasta finales de la década del ’50, que ya el hotel está decadente”. La céntrica ubicación de las instalaciones, en su etapa de esplendor, propició que fuera visitado por famosos y personalidades ilustres de la época, entre ellos Marlon Brando y Pablo Neruda”, añadió el Historiador.
“Los Ulloa vivieron aquí hasta su muerte. En 1964, en medio de la decadencia del lugar, en los entresuelos vivían los últimos Ulloa que mueren en su Patria que era ya Cuba. De esa manera vino la ruina del edificio (…) La Oficina del Historiador luchó por preservar el predio, y cuando en 1994 recibió facultades extraordinarias tratamos de reconstruir el hotel pero superaba todas las expectativas económicas y financieras que podíamos tener y, por tanto, tocamos la puerta en Iberostar”.
“Hemos colocado una perla de cultivo en un collar de perlas naturales y La Habana puede hoy tener, en el principio del Prado, un discurso de modernidad que al mismo tiempo ha preservado contra viento y marea; aquello que los constructores, en un principio, consideraban, como muchas veces se cree, que las cosas viejas es mejor deshacerse de ellas. Si hoy La Habana Vieja y el Centro Histórico es un atractivo, sin el cual no puede conocerse Cuba turísticamente, es en gran medida por haber puesto en valor lo histórico (los museos, los castillos, las antiguas iglesias, los edificios), darle a todo eso un contenido social, no solo turístico”.
“¿Qué era conveniente? ¿Hacer aquí un rascacielos o respetar el faro del Morro de Antonelli que es lo más importante? (…) El valor del conjunto es muy grande, por toda la obra de rehabilitación que se extiende por el Prado habanero, encabezadas por el Capitolio Nacional”.
El Historiador llamó a los trabajadores de la institución a recordarles a sus clientes eso: que el hotel Packard pertenece a un conjunto y que además es una importante contribución al aniversario 500 de La Habana, “porque necesitamos la prosperidad de la imagen, la creación de empleos, que triunfe la belleza”.
El Iberostar Grand Packard es el segundo hotel de lujo con categoría cinco estrellas Plus en Cuba, y cuenta con 320 habitaciones y una suite presidencial. Su reapertura forma parte de los esfuerzos del país por ampliar la oferta hotelera citadina en el actual impulso, como parte de los esfuerzos por el aniversario 500 de la fundación de la capital cubana.
(Tomado de Habana Radio)