Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
De amena e interesante puede calificarse la conferencia “El techo de mi barrio es patrimonial”, impartida por la Lic. Mabel Morales Godoy, graduada de Gestión y Preservación del Patrimonio Histórico Cultural en el Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, en la Casa Museo Juan Gualberto Gómez, situada en el entorno colonial de la capital cubana.
Ante numerosos pioneros y especialistas de instituciones culturales de la Oficina del Historiador de la Ciudad, Morales Godoy apuntó en su exposición que los techos de armadura de pares de los siglos XVI, XVII y XVIII en Cuba fueron un componente fundamental de la arquitectura tradicional de la etapa colonial, sobre todo en las construcciones domésticas y religiosas.
La joven, quien apoyó su charla en imágenes, explicó que esos tejados se usaron en viviendas sencillas y en ricas mansiones coloniales en la Isla caribeña, y en ese sentido citó un fragmento de la obra “La historia del hombre contada por sus casas”, de José Martí, que aparece en La Edad de Oro: “En nuestra América las casas tienen algo de romano y de moro, porque moro era el pueblo español que mandó en América y echó abajo las casas de los indios”.
Comentó, asimismo, la especialista acerca del proyecto de Aulas Museo, iniciado en la zona colonial de La Habana en 1995, con el propósito de sensibilizar a los niños con el lugar donde viven y la riqueza patrimonial de su ciudad.
La conferencia “El techo de mi barrio es patrimonial” se inserta en el programa de acciones culturales que acontecen en La Habana Vieja a propósito del Día internacional de los museos, que se festeja en todo el mundo el 18 de mayo,
Situada en Empedrado núm. 359, la Casa Juan Gualberto Gómez fue la edificación donde el insigne patriota fundara los periódicos La Fraternidad, en 1879, y La Igualdad, en 1892, cuyas páginas se erigieron defensoras de la integración racial del negro en la sociedad cubana, y abogaron por la total independencia de Cuba.
Allí, diversas salas de exposición permanente resumen parte de la vida y la obra periodística de esa notable personalidad cubana. Además de su mascarilla mortuoria y el busto que moldeara Teodoro Ramos Blanco, los espacios del inmueble conservan testimonios de la vida familiar y el quehacer revolucionario recogidos en fotos inéditas, documentos valiosos, así como objetos museales de gran valor artístico e histórico que se integran a una colección, enriquecida con préstamos y donaciones de los descendientes de Juan Gualberto.