Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
En una conferencia magistral en la inauguración del XVI Encuentro Internacional sobre Gestión de Ciudades Patrimoniales, en la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, el Historiador de la Ciudad de La Habana, Dr. Eusebio Leal Spengler, ahondó temas claves en la concepción y gestión de las ciudades patrimoniales, y en ese sentido citó a la historia como soporte de toda obra de la restauración, y al olvido como el principal cáncer.
“Podría tildarse de ‘conservador’ el espíritu que nos lleva a restaurar y preservar valores ancestrales (…) El olvido cuando se convierte en un mal en las sociedades altamente desarrolladas, o de nueva conformación, es de una gravedad extrema. En aquellas porque los lleva a desmentir las instituciones fundamentales. Europa, por ejemplo, al constituirse, trató de ignorar su pasado (…) y en nuestra América y en Cuba podríamos hablar de lo mismo”, sostuvo.
Explicó que “todas las ciudades raigales de Cuba llevan un apellido indígena, orgullosamente, aunque los pueblos aborígenes han desaparecido y solo quedan vestigios en algunos lugares del Oriente del país. Pero de esas eras pasadas nos quedan nombres que se asocian a América, a las Islas, al continente: Guanabacoa, Cuba, Baracoa, Bayamo, Camagüey… Son voces que vienen de un lejano pasado a recodarnos que son parte de una identidad (…) Esa es la cultura que no se puede olvidar, el ADN de la ciudad es el que no se puede ocultar”, subrayó.
Abordó el Dr. Leal el contraste de la “ciudad vetusta, casi medieval, de arcos y columnas”, con los barrios “donde está desatada la imaginación”, en el municipio de Centro Habana, o las mismas callejuelas aledañas de la ciudad colonial. “Del Prado para acá está el mundo de Castilla confundido con el de las Islas Canarias, con Barcelona en el Paseo; pero del otro lado está aquello que nos gusta tanto”, dijo al referirse a la idiosincrasia, a las manifestaciones culturales, a la identidad nativa que se respira entre la gente. “Eso es lo que atrae al turista al país, el modo de ser del cubano”.
“No debe asustar el turismo, precisó, sobre todo porque somos una Isla, una civilización insular, que es distinto a una civilización continental (…) La gestión [de ciudades patrimoniales] implica participación, conducir el beneficio que el centro histórico y la ciudad aportan a su propio desarrollo; lograr que sea una contribución efectiva para su renovación perenne, para su belleza”.
Indicó que “estamos obligados a hacer participar a nuestras comunidades en la vida de la ciudad. Es verdad que La Habana tiene sus problemáticas muy singulares. Es más dichosa, porque siendo capital, tienen en ella representación de todas partes. Y es lógico que los que llegaron ayer no hayan fijado el amor que puedan tener otros por una esquina, un barrio, un parque, un monumento. De nosotros dependerá no convertir este discurso en un lema sofisticado y distante para ellos”.
Recordó Leal cuando, en cierta ocasión, hablando con una doctora, esta le dijo que él tenía 80 por ciento de sangre europea, un 15 por ciento de africana y un cinco por ciento de aborigen, ante lo cual él respondió que era un cubano perfecto.
Finalmente, dijo, el etnólogo y antropólogo Fernando Ortiz tenía razón: la mentira de la raza. Para nosotros existe una sola, la cubana, afirmó, para luego referirse al Héroe Nacional cubano José Martí, quien dijo que más que blanco, más que mulato, más que negro, es cubano. Pero me alegro mucho de tener también sangre americana, añadió.
Más adelante, el intelectual alertó sobre cómo los centros históricos pueden verse abatidos por la modernidad, y, “ante la pregunta de si en ellos se pueden construir edificios contemporáneos, la respuesta es sí, siempre y cuando se traigan manos expertas y se trabaje con el más exquisito cuidado y respeto por el pasado”.
Previamente, la Dra. Arq. Patricia Rodríguez Alomá, directora de Plan Maestro para la Revitalización Integral del Centro Histórico habanero, dio la bienvenida a los participantes y sostuvo que La Habana toda es una ciudad patrimonial y tiene el reto de hacer justeza a su historia y originalidad.
“La mayoría de las ciudades cubanas se saltaron los errores que en los años 60 y 70 se cometieron en nombre de un urbanismo moderno mal interpretado, y tenemos la gran oportunidad, todas las ciudades patrimoniales cubanas, de renacer al siglo XXI, pudiendo revalorizar nuestro riquísimo patrimonio cultural, el patrimonio urbano y el humano. Nosotros no concebimos las ciudades vacías de su contenido fundamental, que es el ser humano”, señaló Alomá.
El encuentro incluye un intenso programa con conferencias y seis paneles temáticos: Patrimonio cultural como recurso turístico; Modelos de gestión y sistema turístico; Comercialización turística, e Impactos del turismo. El último día se desarrollarán dos paneles muy importantes: La Bahía de La Habana y el turismo: oportunidades y desafíos y Hablemos de La Habana: La Habana y el turismo, oportunidades y desafíos.
En el XVI Encuentro Internacional sobre Gestión de Ciudades Patrimoniales participan expertos cubanos y de 14 países de América, Europa y Asia, entre los que sobresale México con una delegación numerosa.
Hasta el próximo 11 de mayo sesionará esta cita, convocada por el Plan Maestro habanero y con el auspicio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Cosude), la Fundación Friedrich Ebert (FES), la Unión Europea y el Ayuntamiento de Barcelona, entre otros colaboradores.