Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
Columna de verano, obra en mármol de Carrara del artista de la plástica cubana, Agustín Cárdenas (1927 – 2001), se integra desde hoy al paisaje de El Templete, el más pequeño de los edificios que rodea la Plaza de Armas, en el Centro Histórico de La Habana.
La obra fue donada por el coleccionista francés Robert Vallois a la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH). A su entrega oficial, en ese pequeño templo neoclásico, acudieron el Excmo. Sr. Jean-Marie Bruno, Embajador de Francia en Cuba, directivos y trabajadores de la OHCH, así como artistas cubanos.
En nombre del Dr. Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad, y del pueblo cubano en general, Michael González Sánchez, director de Patrimonio de la OHCH, agradeció tan admirable gesto y sostuvo que “debemos sentir orgullo de esa valiosa pieza que se integrará al legado de nuestra ciudad”.
Hernández evocó una conversación con el Dr. Leal, quien “tuvo la suerte de conocer a Agustín Cárdenas, en los primeros años de la Revolución, caminando con él por La Habana, de la mano de Alejo Carpentier”. Los tres entraron al Templete y “en ese entonces este recinto no estaba restaurado ni se le había devuelto su fisonomía original del siglo XIX”. Leal le explicó a Cárdenas el significado histórico de este monumento, en tanto el artista tocó la ceiba y le comentó a Eusebio: “Esta ceiba merece un objeto, un monumento, una obra de arte”.
“Queremos pensar que esa es la pieza que Agustín dijo que en algún momento iba a construir y que estaría en este lugar”, indicó el también Dr. en Gestión del Patrimonio. “Creo entonces que es un eterno recuerdo a su figura, a todo su arte (…). Cuando leemos la historia de Cuba en El Templete, en esta área hubo momentos en que existieron 1, 2, 3 hasta 4 ceibas. Ahora vamos a tener 2 y, por supuesto, la ceiba simbólica de la columna Cagigal. (…) Esta nueva ceiba ya es parte de todo el legado patrimonial, del simbolismo que tiene este lugar, de la cooperación entre Cuba y Francia”.
Luego de apreciar la pieza, que podrá ser admirada desde ahora por cubanos y visitantes, el Sr. Robert Vallois recorrió el antiguo Palacio del Segundo Cabo, hoy sede del Centro para la interpretación de las relaciones entre Cuba y Europa, situado frente a la Plaza de Armas, un sitio muy visitado que ofrece al público numerosas opciones recreativo-didácticas.
Considerado por la crítica francesa como uno de los diez escultores más relevantes del siglo XX, Agustín Cárdenas Alfonso nació en Matanzas, Cuba. Estudió en la Academia de San Alejandro, de donde egresó en 1949 con destacadas calificaciones en las materias relacionadas con la escultura. Integró el grupo de Los Once, y en abril de 1953 participó de la primera exposición de este colectivo. En 1955 se le concedió una beca para estudiar en París.
Para 1957, Cárdenas Alfonso, ya radicado en Francia, se afilió al Movimiento Surrealista francés, y en 1959 realizó su primera exposición, cuyas palabras de presentación correspondieron a André Bretón. Recibió el Premio de la Bienal de París de 1965; fue nombrado Chevalier Des Arts et des Lettres, obtuvo La Légion d’Honneur y el premio William And Norma Copley.
Junto con el pintor cubano Wifredo Lam, el creador se convirtió en uno de los artistas cubanos más reconocidos en Francia y en los circuitos europeos.
En 1995 se le concedió a este artista incansable el Premio Nacional de Artes Plásticas, máxima distinción de las artes visuales en Cuba. En su quehacer creativo utilizó diversos materiales, entre los que sobresalieron la madera, el mármol y el bronce. Notables intelectuales, como Alain Jouffroy, Andre Pieyre de Mandiargues, Octavio Paz y Edouard Glissant, elogiaron sus obras.
La Dra. en Arte, María de los Ángeles Pereira, profesora titular del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de La Habana, en las palabras al catálogo de la exposición La forma del silencio, efectuada en el Centro Wifredo Lam, en abril de 2014, comentó: “La condición afroantillana del artista lo situó, por demás, en una posición de enlaces, de confluencias de etnias, culturas, tiempos y, en consecuencia, de estéticas que se revelan hoy extraordinariamente actuales, vigentes, imperecederas”.