Ediciones Boloña: Gran Premio al mejor stand en Feria del libro habanera

Por Teresa de Jesús Torres Espinosa

Por un diseño de excelencia, elegancia y funcionalidad, Ediciones Boloña recibió el Gran Premio al Diseño de Stand, galardón compartido con Aurelia, de Panamá, según se conoció en la clausura de la XXVII Feria Internacional del Libro de La Habana, que tuvo por sede a la fortaleza de San Carlos de La Cabaña, al este de la capital cubana.

A propósito del otorgamiento de esa distinción, Habana Cultural entrevistó al diseñador Carlos Alberto Masvidal Saavedra, Premio Nacional de Diseño del Libro, quien concibió el espacio que ocupó Boloña en la mayor fiesta del libro y la literatura que acontece cada año en el país.

¿En qué te inspiraste para concebir el stand?

Se trataba de un stand, y debía ser funcional y servir para trasmitir un mensaje, que no era la imagen de Eusebio Leal Spengler -figura intelectual a la que se dedicó esta Feria del Libro-, sino su obra literaria, que los libros narraran la historia. La otra intención fue dar a conocer las nuevas presentaciones de Boloña en esta fiesta de la lectura.

Así, se reservó una zona para las presentaciones, que no molestara la exposición en los paneles, y se instaló en el exterior un quiosco para la venta de los libros. La funcionalidad del stand radicó en que no interfirieron las actividades unas con otras y cada una tuvo su preponderancia y sentido.

No se puede dejar de nombrar la participación del equipo de montaje, dirigido por Elio Duarte, que siempre me ha brindado su apoyo cuando he necesitado producir. Es decir, el diseño es de mi autoría, pero la producción y el montaje es de ese grupo.

Tampoco puedo decirte que estuve más de una semana en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña, caminando y enfrentando dificultades de todo tipo para poder montar, pero a pesar de todo logramos materializar nuestro trabajo. Reconozco, además, que faltaron algunas cosas para el stand, entre ellas una alfombra, pero a la vez se encontraron soluciones con un mínimo de costos.

Por otra parte, se instalaron dos televisores como elementos audiovisuales yse logró un sistema de información a partir de dos pantallas digitales del Centro Histórico. Una de ellas se ubicó en la puerta del stand y trasmitía la programación de los museos e instituciones culturales de la Oficina del Historiador de la Ciudad y las presentaciones de los títulos de Boloña; y otra, dedicada a Leal y sus libros, se mantuvo a la entrada de la feria. No eran dos pantallas repitiendo lo mismo, sino perfiles diferentes; se hicieron también muchas gigantografías.

¿Quiere decir que se trató de una labor en colectivo?

Sí, hay que reconocer que en la concepción del stand intervinieron muchas instituciones de la OHCH. Por ejemplo, la Quinta de los Molinos cedió las plantas; el grupo de Informática de la Lonja del Comercio montó todo lo relacionado con la wifi y los equipos tecnológicos; el Palacio del Segundo Cabo aportó los televisores, y la Dirección de Gestión Cultural, las pantallas y los elementos promocionales. También contó con el apoyo del equipo de mantenimiento de la Oficina, con Armando al frente. No fue una acción particular de una persona, todos nos pusimos en función de lograr un stand atractivo y funcional.

¿Qué apreció el público en los paneles del stand?

El panel estuvo compuesto por estructuras de que en forma escalonada mostró las publicaciones seleccionadas de Leal con una breve descripción, que se tomó de la página web dedicada al Historiador de la Ciudad. Nada interfirió con las presentaciones de Boloña en la presente Feria del libro habanera.

La frase general que se creó para el stand fue Leal a La Habana, haciendo el doble juego del concepto de Leal, el Historiador, y Leal por el sentido de la lealtad, es decir, Ediciones Boloña: Leal a La Habana.

 Todos los elementos promocionales con el concepto de Leal a La Habana los desarrolló Gestión Cultural: los pulóvers, los sellos, las gorras… Se trabajó en el folleto de presentaciones, cuidando de que este mantuviera la misma imagen del stand: una imagen general de Boloña, que era el logo de ese sello editorial, con Leal a La Habana y los libros de fondo. Ese concepto gráfico se trasladó a todos los soportes, ya sea en las pantallas, en el programa de presentaciones…Hubo un trabajo de diseño más allá del stand, donde primó la integralidad.

Pero te reitero, participaron muchas personas y, además de ello, fue un stand que debía de funcionar.

Háblame del concepto de la restauración presente en el stand…

No podía pasarse por alto el concepto de la rehabilitación, y en esa dirección se realizó un resumen de las últimas obras más significativas de la OHCH. Así, pudieron apreciarse vistas de El Capitolio, el Palacio del Segundo Cabo, el Teatro Martí, la Plazuela del Ángel, el Museo Observatorio del Convento de Belén…

En los últimos veinte años has desarrollado una importante labor en la definición de la imagen de Ediciones Boloña y de la OHCH. ¿Qué es Boloña para ti?

Boloña es uno de los lugares de mi realización personal, además de la Oficina en general, de mi quehacer en Habaguanex y de otros trabajos. Pero Boloña fue la institución que me permitió obtener el Premio Nacional de Diseño del Libro, concedido en el 2007.

Masvidal ha sido multipremiado en otras Ferias del Libro de La Habana por el diseño de stand. ¿Qué puedes decirnos en ese sentido?

Hasta el 2010, el último año en que Boloña estuvo en La Cabaña, ya yo había recibido cinco primeros premios de stand, un segundo y un tercer premio. Y este año retornamos a La Cabaña, ylogramosnuevamente el Gran Premio. Hubo un impas provocado porque no exponíamos en la otrora fortaleza militar, pero ya atesorábamos todo un historial de distinciones en las ferias en ese escenario.

¿Te sorprendió el premio?

No, se había trabajado para eso. Tenemos insatisfacciones, pero laboramos con mucho ahínco y era una oportunidad única.

También has sido distinguido con el Premio Nacional de diseño del libro Raúl Martínez:

Sí, he realizado un trabajo con Boloña porque esa editorial, indudablemente, tiene una serie de autores de primera línea, comenzando por el propio Dr. Leal.

Debo referirme al concurso anual de diseño del libro Raúl Martínez, y en ese certamen Boloña ha obtenido a través de mí siete primeros Premios de diseño en la categoría diseño integral del libro, con volúmenes como fiñes, de Eusebio Leal Spengler; los tres tomos de Para no olvidar; La memoria de las piedras, de Zoila Lapique; Cuba, la memoria en imágenes, de Juan de la Cuevas Toraya, y Centenario de Miramar. Reparto habanero, de un colectivo de autores. Recibí, además, la distinción al mejor Diseño Interior por el Álbum de bodas, de José Martí y Carmen Zayas Bazán, y el premio de mejor colección con Palacio de Aldama; Cuba colonial, música, compositores e intérpretes, e Historia de la Iglesia Católica en Cuba.

En 2017 la Oficina Nacional de Diseño Industrial (ONDI) le entregó a Carlos Alberto Masvidal Saavedra el Premio Nacional de Diseño por la obra de toda la vida.

 

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