Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
La pasión del Dr. Emilio Roig de Leuchsenring por la historia, el patrimonio y por La Habana fue destacada por Magda Resik, directora de Comunicación de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH), en el tradicional acto que esta institución dedica cada año al destacado intelectual, en recordación de su natalicio.
Resik, quien señaló que el Dr. Eusebio Leal Spengler no pudo asistir al homenaje por un compromiso de trabajo, parafraseó a Leal al decir que Roig es el predecesor de feliz memoria. Leal, dijo, heredó y reconoció la pasión de él por preservar ese legado, que quedó disperso cuando falleció, en 1964, y que Leal tenazmente junto con la viuda hizo que volviera al corazón del Centro Histórico.
Más adelante explicó que el Palacio de Lombillo, en la Catedral, donde se desarrolló la ceremonia, es un escenario ideal para evocar a Roig, porque allí desempeñó buena parte de su trabajo con su pequeño equipo de colaboradores; fue un espacio también para proyectar un programa de desarrollo cultural muy revolucionador y avanzado en su época.
Añadió que Roig nos legó todo el sistema de publicaciones que hoy tiene la oficina: la revista Opus Habana, Ediciones Boloña…, y auspició muchos espacios dedicados a la promoción cultural, especialmente un sistema de comunicaciones, de revistas que contaron con su activa colaboración, con esa diversidad de seudónimos que asumió para poder cursar la información y las grandes contiendas que él libró, sobre todo las públicas, las más duras. Hay que decir que estas las hizo con su nombre y que empleó los seudónimos en otros elementos relacionados con la vida cultural habanera.
En el acto, al que asistieron intelectuales, museólogos y colaboradores de la OHCH, Resik señaló que además de rendirle un tributo a Roig y de revivir con él toda esa pasión de la oficina por la historia y el patrimonio, por La Habana, “considero que esa herencia de la belleza, casi de perfección en las obras, Leal la ha continuado en su ejecutoria actual”.
Seguidamente afirmó que hoy tenemos el privilegio de hablar también sobre el Dr. Eusebio Leal Spengler y pensar que él nos trajo hasta aquí, revivió la Oficina de Roig, reunió nuevamente todo el sistema de archivos, de biblioteca, trajo de vuelta todo ese patrimonio, conquistó a María Benítez para el futuro y ha refundado este nuevo capítulo de la OHCH con que hoy contamos. Pero siempre ha dicho que su gratitud por Roig es inmensa, es una gratitud que perdura en los años y que él no va a poder en vida hacer obras para cumplir con Roig.
Él me pidió que hoy les diga que debemos continuar con el espíritu de Roig, perpetuar una obra que nos distingue, nos identifica, pero que, además, da sentido a nuestras vidas. Ese sentido que Roig nos marcó y que es el que estamos celebrando aquí. El 23 de agosto de 1889 Roig llegó a la vida y llegó para estar con nosotros, subrayó Resik.
Valoró de hermosa a la exposición Emilio Roig de Leuchsenring: un gestor de la cultura cubana, que se exhibirá de manera permanente en el entresuelo del Palacio de Lombillo. Aseveró que se había hecho “un trabajo de arqueología buscando documentos propios del Historiador; hay papeles que incluso resultan facsimilares, hay una idea hermosa de podérselos llevar y manosear un poco la caligrafía de Roig”.
Al referirse a la muestra indicó que es casi mágica. Se rescató su voz y cuando uno la recorre lo que provoca la impresión mayor es que Emilito está en la sala de muchas maneras con su pensamiento, en las pancartas, con las imágenes que lo reviven en la contemporaneidad. Su voz felizmente se preservó, pues Roig empleó todos los medios de comunicación posibles en su tiempo para desarrollar y desplegar su labor de salvaguarda y preservación del patrimonio.
La exposición ofrece muchas maneras creativas de traer a Roig de vuelta todos los días y, sobre todo, está presente el mensaje de Leal de que a Roig hay que tenerlo presente cada día con lo que seamos capaces de hacer por la Oficina del Historiador. Leal nos ha insistido en los últimos tiempos en que estamos de nuevo refundando la Oficina del Historiador.
A partir de la valiosa documentación que posee el Archivo, la Biblioteca y la Fototeca Histórica de la OHCH, fuente de riqueza inigualable, en la muestra el espectador puede apreciar el desempeño del primer Historiador de la Ciudad de La Habana, cuya acción fue determinante en el rescate de la historia y la cultura nacional.
La exposición evidencia la labor de promoción cultural desarrollada por Roig, mediante piezas que testimonian el proyecto en el que entregó su cuerpo y alma para beneficio de la cultura nacional.
Desde la Oficina y con el apoyo de un colectivo de trabajadores, colaboradores y amigos, él trazó una estrategia cultural que le permitió extender su labor durante más de treinta años hasta su fallecimiento en 1964.