Por: Deivy Colina Echevarría. Especialista del Dpto. de Artes Visuales de la Dirección de Gestión Cultural
Vuelve a ser protagonista la arquitectura habanera en la segunda semana de Rutas y Andares, proyecto cultural de la Oficina del Historiador, pensado para la familia cubana. Esta vez, la calle Santa Clara fue la escogida como otro Andar, guiado por la entrega y sabiduría de un grupo de profesionales arquitectos quienes cada año se suman a la cita del verano. El recorrido inició en la plazuela donde está ubicado el convento que le da nombre a la arteria. Esta institución de carácter religioso data de finales del siglo XVII y principios del XVIII, desplegándose en cuatro manzanas de la ciudad con cuatro claustros y techos mudéjares en su concepción.
Los andantes conocieron parte de la historia del mismo, siendo un espacio ocupado por las monjas hasta inicios de siglo XX, que sirvió de lugar de enterramiento, así como de estancia de importantes personajes en la Habana, entre ellos, la Condesa de Merlín. Este convento está igualmente asociado al despertar de un sentimiento de sensibilidad por la conservación del patrimonio local debido a las reacciones producidas a inicios del siglo pasado con la venta del mismo y su posterior intento de destrucción.
Frente a la institución antes referida, los arquitectos hicieron énfasis en un edificio que compone la plazuela, de origen art deco, como exponente de esa búsqueda de la identidad en el período neocolonial. Este inmueble resalta con especial interés por la verticalidad, la geometría de la fachada, las líneas rectas y la sobria decoración de sus partes.
El recorrido continuó hasta la intersección de Santa Clara y San Ignacio, conocida también como la Esquina de Escobar. Según el arquitecto Daniel Taboada, era esta calle de San Ignacio la que poseía las mejores portadas de la Habana. Haciendo un poco de historia, los guías compartieron con los andantes la presencia de un parque infantil para la celebración de cumpleaños, ubicado en una de las esquinas durante los años 80, iniciativa que ha retomado, en la actualidad, la Oficina del Historiador y completar un proyecto similar, del disfrute de todos los habitantes de la comunidad.
Más adelante se hizo una parada en Santa Clara e Inquisidor, lugar donde se apreció las fachadas neoclásicas que todavía hoy perviven en nuestra arquitectura. Esta calle tiene una conexión directa con la Plaza Vieja. Otras edificaciones de estilos diversos se observan en este tramo, completando esa visualidad ecléctica que respira La Habana.
El recorrido terminó en la Sacra Catedral Ortodoxa Rusa, edificación que recibió a los visitantes en uno de sus espacios y se conoció parte de la historia de la misma, terminada en el año 2008 por la Oficina del Historiador. Sus 5 cúpulas en forma de bulbo son una alusión a Cristo y los 4 evangelistas y su escalera lateral es la segunda más grande de una iglesia ortodoxa fuera de Rusia, superada solo por la de Israel.
Nuevas y fascinantes anécdotas podrá encontrar cada jueves el habitual público cubano que sigue las opciones de Rutas y Andares para el verano. La invitación a no perderse cada fragmento de ciudad contada en boca de sus habitantes.