Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
La antigua casona colonial donde radica hoy el Museo de la Orfebrería, de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, se asocia con razón a los inicios de ese arte en Cuba, pues desde 1707 residió y tuvo su taller allí el platero Gregorio Tabares.
La construcción actual data del primer cuarto del siglo pasado, teniendo desde entonces diversas funciones y propietarios. Desde hace casi 21 años se estableció en ese sitio el Museo de la Orfebrería, que reabrió sus puertas recientemente luego de dos años y medio de una rehabilitación capital.
Rosa Iris Parets Menéndez, directora de esa institución, ofreció detalles a Habana Cultural sobre el inmueble ya restaurado:
En sus inicios esta edificación abrió como Sala de platería del Museo de la Ciudad y debido al amplio programa social desarrollado, a través de estos años, se ganó el bien merecido nombre de Museo de la Orfebrerìa.
La instalación atesora una vasta colección que habla de la vida del cubano, particularmente del habanero, de una clase social mediana y alta, del siglo XIX y primer cuarto del siglo XX. Se trata de una colección doméstica, aunque dentro de las salas exhibimos también importantes colecciones de Numismática y de Arte religioso. Tenemos fondos que responden al uso doméstico, como son las salas de aseo, el gran salón comedor y los objetos de escritorio y fumador, de uso personal, objetos presentes en las salas de armas y bastones, relojes y la salita de joyería.
.Destacan piezas elaboradas en La Habana por cubanos y orfebres españoles, radicados en la ciudad desde principios del siglo XIX, como son los hermanos Misa Besada, Pisano y Juan Bautista Prentice, que tuvieron distintos talleres de platería. Algunos de ellos fueron: Misa y Hermanos, platería de Manuel y Ricardo Misa; J.Misa, de Juan Ramón Misa Besada; La Copa de Oro, de Ricardo Misa Besada; M. Misa platería, de Manuel Misa; El Espejo, de Juan Bautista Prentice, y Puño de Oro, platería de Juan Herrera.
-¿Cuáles novedades presentará al público el museo, tras su restauración?
Lo que pretendimos fue reabrir esta misma edificación con un montaje museográfico diferente en algunas de sus salas. Es el mismo inmueble, con las mismas vitrinas y casi igual colección. Cambiamos el montaje, sobre todo, de las salas de aseo, la de joyería y el gran salón comedor, además de retomar la colección de objetos de escritorio y de fumar, ya que responden a parte de la historia del inmueble y que están vigentes desde la propia restauración de la pintura mural, presente en el arco de entrada del salón principal de la planta baja donde puede leerse: Efectos de escritorio. Asimismo, pudimos hacer un nuevo montaje museológico y museográfico de las dos vitrinas de joyería de la institución, teniendo en cuenta de que cuando se habla de Orfebrería casi todo el mundo se remite únicamente a la joyería, y Orfebrería no es solo joyería; es mucho más. Es todo el trabajo en metales preciosos: oro, plata, platino con pedrería o no y al menos dos de las técnicas de fabricación y de ornamentación. Por ello, la diferencia está dada en nuevos montajes museográficos y museológicos de las áreas.
-¿A qué le ha dado prioridad ahora el museo?
El montaje museográfico responde igualmente a subrayar, dentro de la colección, las piezas del siglo XVIII y las confeccionadas en La Habana, de reconocida procedencia habanera. Y en el caso del salón comedor quisimos hacer una diferenciación entre una sala ambientada y cómo sería la colección en función de la ambientación de ese espacio.
-¿Qué vínculos tiene el museo con la ACAA?
La institución tiene un estrecho vínculo con la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA) y a través de ella y de los 20 años de trabajo, esa relación se ha visto siempre en función del trabajo con artistas noveles y consagrados, en exposiciones transitorias de carácter personal y colectivas. Así, tendremos una sala de conferencias en la planta baja y dos espacios para muestras transitorias de Orfebrería cubana contemporánea.
También continuaremos organizando conferencias y talleres, que aportan al conocimiento de la orfebrería como arte, ya que en Cuba no hay una academia que se dedique a la enseñanza de esa labor artística. Entonces ofreceremos herramientas a estos artistas para su formación, que es bastante autodidacta.
-El Museo de la Orfebrería y la comunidad:
Sin modestia alguna, durante más de dos décadas de quehacer, la instalación ha sido pionera en muchas acciones sociales con la comunidad del Centro Histórico y con pobladores que viven en áreas alejadas de la zona colonial. En ese sentido, podemos mencionar talleres de creación artística y manualidades, donde están insertados muchos de nuestros artistas y artesanos.
Nos hemos involucrado, además, en las Rutas y Andares del verano y en proyectos tan conocidos por el público, como son los desayunos de los abuelos y las visitas dirigidas a las Aulas museo. Desde el 2001 el Museo de la Orfebrería es el que coordina en la Oficina del Historiador de la Ciudad las prácticas laborales de la Licenciatura en Historia de la Universidad de La Habana.