Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
Ediciones Boloña cedió este sábado su espacio habitual, en el portal del Museo de la Ciudad, para las presentaciones de los libros Old Cuba, de Alicia E. Santana, y Campesinos: en el alma de Cuba, de Julio Larramendi y Chip Cooper, como parte de la XXVI Feria Internacional del Libro que finalizó este domingo en La Habana.
Al hablar sobre Old Cuba, Lilian Brito, profesora emérita de la Universidad de Cienfuegos, señaló que Alicia va hilvanando sus acuciosas investigaciones sobre arquitectura y urbanismo de la Cuba en su etapa colonial, que llegan a nosotros como por arte de magia. Ella y Julio Larramendi forman un dúo maravilloso; “ciencia investigativa y arte fotográfico se unen en la obra de ambos. Se trata, además, de un libro hermoso, en el que la Editorial Rizzoli nos ofrece un ejemplar de impecable factura.
Alicia Santana explicó que fue un libro complejo, porque tuvo que ajustarse a 25 mil palabras y 180 imágenes que reflejaran a toda Cuba. Es un libro sereno, representativo; “Julio y yo hemos hecho muchos volúmenes, pero este resulta muy especial. La fotografía ha sido altamente significativa”.
Alicia fue mencionando algunas de las edificaciones y sitios geográficos que captó de manera magistral el lente de Larramendi: la Catedral de La Habana; la Ermita de Monserrate; el Cementerio de Matanzas, la ciudad de Cárdenas; Cienfuegos con sus interiores: las casas de Trinidad con sus patios bien conservados; Santa Clara y su teatro; la urbe de Gibara; Santiago y la Casa Velázquez; Baracoa con la Cruz de Parra; las plantaciones francesas en el Oriente y el Valle de Viñales, en Pinar del Río…
Por su parte, Larramendi destacó que el prestigio de Alicia fue el que contribuyó a que la Editorial Rizzoli publicara el libro. Se imprimieron 25 mil ejemplares que van a circular por todo el mundo.
El periodista, narrador y ensayista Reynaldo González tuvo a su cargo la presentación de Campesinos: en el alma de Cuba, en el que Julio Larramendi y Chip Cooper reflejan el campo cubano, su naturaleza, sus pequeños poblados, costumbres, sus personas. “Es un libro que de entrada me enamoró”, afirmó González.
Ambos artistas captan los vigorosos rostros de los campesinos; sus manos; sus miradas; han entrado en sus casas y visto a sus familias. El libro es un canto a quienes viven en el campo cubano, indicó González, para luego concluir: “Ustedes me han dado con este libro un regalo que quiero trasmitir y no quedare con él”.
