Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
“Nuestra pedagogía es piedra angular (…). Formar discípulos, atraer vocación, llamar para cada una de las ciencias liberales y exactas nuevos y cada vez mayores discípulos, será en definitiva el triunfo de lo que podríamos llamar hoy nuestra doctrina”, aseveró el Dr. Eusebio Leal Spengler en el tradicional acto que cada año recuerda la fundación de la Universidad de La Habana, el 5 de enero de 1728.
Ante profesores, estudiantes y otras personalidades relacionadas con el mundo académico, el Maestro Mayor del Colegio de San Gerónimo, situado en el Centro Histórico de la capital cubana, indicó que ”la universidad, esta, la nuestra, fue el escenario en que se vinculó la juventud cubana, como una regularidad de nuestra historia muy precisa, a las causas más progresistas, más avanzadas, más transformadoras y más revolucionarias de la sociedad. Con razón, y en afirmación categórica, Fidel, discípulo de esa universidad y discípulo, por cierto, de mucho mérito, exclamó: En esta universidad me hice revolucionario”.
Posteriormente, afirmó Leal que el centro de altos estudios, fundado en víspera de la epifanía de los Reyes, significó el triunfo de las ideas. Destacó el intelectual que “ha sido necesario, y lo es, formar hombres de ciencia. El país está llamado a hacerlo y hay que decirlo con franqueza: lo que sostiene aún hoy económicamente al país, no es precisamente la presencia furtiva y volátil de millones, sino esa vanguardia formada en el período histórico de la Revolución. Esa vanguardia de médicos, científicos que prestando servicios en distintos lugares del mundo contribuyen, de forma directa, a la preservación del bien supremo: la nación”.
Al referirse a los 290 años del centro de altos estudios señaló: La Universidad, que tiene en su Alma Mater, su símbolo más poderoso, se vinculó a las causas más progresistas y avanzadas. A ella pertenecieron los estudiantes de Medicina, asesinados en 1871, las vanguardias que se sacrificaron en las luchas por la independencia…
Como cierre de sus palabras, el Historiador de la Ciudad de La Habana apuntó: “Al celebrar este día, con mucho júbilo y esperanza, lo que se impone es salir al Jardín de los laureles y abrazar las ideas en cada uno de los estudiantes. Volvamos a las piedras reales, volvamos hoy a escuchar el mismo sonido de la campana, pero volvamos al espíritu de las cosas”.
Por su parte, el Dr. Gustavo Cobreiro Suárez, rector de la Universidad de La Habana, evocó la figura del líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, recientemente desaparecido, y recordó que en ese centro de altos estudios él se hizo abogado.
Más adelante dijo: Imaginamos que el próximo año 2018 tendremos una universidad que se parecerá más al siglo XXI. Ese año será especial, se celebrará el 290 cumpleaños del nacimiento de la Universidad de La Habana, y repicarán las campanas del convento de San Juan de Letrán, orgullosas de haber sido ayer, hoy y siempre leales a Cuba.
Con este acto se inició el programa de acciones culturales que durante el presente año rememorará los 290 años de la fundación de la Universidad de La Habana.
Previo al acto, el Dr. Eusebio Leal Spengler recorrió el Museo del Colegio San Gerónimo, acompañado de los padres dominicos. Se dice que esta misión de religiosos se convirtió en los primeros maestros de la enseñanza primaria en la Isla. Levantaron su iglesia y convento de San Juan de Letrán en 1578, gracias a la real cédula que les concedió un lugar adecuado para erigir su fábrica, sitio cercano a la Plaza de Armas y a La Real Fuerza, entonces jerarquizado dentro de la trama de la incipiente villa
En 1721, los dominicos lograron la aprobación pontificia a la solicitud de fundar universidad en su convento de San Juan de Letrán, mediante la bula emitida por Su Santidad el Papa Inocencio XIII. La aceptación de Felipe V de Borbón, a través del Consejo de Indias el siguiente año, y la posterior confirmación por real cédula de 1728, permitieron que el 5 de enero de ese año naciera en el renovado convento la Real y Pontificia Universidad de San Gerónimo de La Habana, con los mismos privilegios, honores y gracias que gozaba la del convento de la orden en La Española, y contando con las cátedras de Cánones, Leyes, Medicina, Matemáticas, Gramática, Teología y Filosofía.