Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
El Historiador, Dr. Eusebio Leal Spengler, presidió la tradicional ceremonia al pie de la ceiba de El Templete, que esta vez evocó los 497 años del nacimiento de San Cristóbal de La Habana, patrono de la ciudad.
Colaboradores de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH) acudieron al acto, en el mismo sitio donde se reunió el primer Cabildo como tradición de la jurisdicción territorial que le correspondía, según las leyes de Castilla.
Al destacar el vínculo de la ciudad con el puerto, el Dr. Leal señaló que “ese clamor que escuchamos es el de las naves, que nos recuerdan que el puerto fue y es tan importante para La Habana. Si ayer fue puerto de las flotas, si ayer fue puerto comercial, si ayer fue puerto militar, hoy es un puerto abierto al mundo”. Cuando una blanca nave cargada de personas de todas latitudes llegan al puerto, dijo, se han roto barreras y se logra finalmente llegar a La Habana, a la hermosa y bella Habana.
Explicó que los niños de la escuela primaria Ángela Landa, centro referencial de la Unesco, situada en la Plaza Vieja, sostenían las mazas antiguas del Cabildo, símbolo de la autoridad y del poder de una ciudad fundada como un campamento militar en la costa sur, en Melena del Sur.
Ahora nos reunimos para conmemorar un aniversario que nos aproxima al cumpleaños 500, medio milenio, y que pone a La Habana histórica a la altura de las que la precedieron en el tiempo, indicó el intelectual, y mencionó a Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa, la ciudad primada, “hacia la cual va nuestro pensamiento y hacia su historiador Alejandro Hartman, símbolo de la voluntad restauradora que allí se desarrolla tenazmente para restañar las heridas del huracán”.
“¿Qué es La Habana?”, se preguntó más adelante el Historiador, ante lo cual se respondió: “Un misterio, diría yo, un estado “de ánimo donde se fundieron las arquitecturas, los estilos, la forma, para que todo en ella se adecuara a lo que nos gusta”.
Mencionó numerosas obras inauguradas por la OHCH, como el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, donde el Ministerio de Cultura realizó un empeño notabilísimo pero con trabajadores que se formaron durante dos décadas en la Oficina; el Palacio del Marqués de Arcos -Liceo Artístico y Literario- o la aún inconclusa casa prestigiosa de Tacón núm. 4, del ilustrado Obispo Peñalver, que será el Museo de Arqueología. Asimismo, citó la rehabilitación del Gran Capitolio Nacional, sede hoy de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Señaló que celebramos este cumpleaños de La Habana al pie del árbol, aún no florecido, al pie de la columna. “Veremos los lienzos de El Templete, de los cuales dos han sido concluidos para el día de hoy; la Plaza de Armas luciendo la belleza de su entorno y las Plazas de San Francisco y de la Catedral recibiendo a visitantes de toda la tierra que llegan para reconocer en ella los símbolos de una ciudad llamada también, creo yo, a la inmortalidad, como otras”.
“Gracias a los restauradores, gracias a los niños de la escuela, que en las aulas museo se forman en la idea de que hay que preservar, cuidar y amar su ciudad, de que debemos hacer esa batalla como un empeño casi personal y moral, porque en ella va en gran medida nuestra propia dignidad como país y como nación.
“Hoy La Habana es más universal porque en ella están reunidas gentes de todas las latitudes del país y la hacen más representativa, más hermosa, más bella”.
Por último, el Historiador de la Ciudad sugirió a los presentes dar las tradicionales tres vueltas al árbol, según la costumbre de siglos, y subir a la Plaza del Ángel para apreciar el renacimiento de todo un barrio alrededor de ese sitio.