Evocación a Emilio Roig de Leuchsenring

Por Teresa de Jesús Torres Espinosa

La exposición Emilio  Roig,  costumbrista  de  ardorosa  y  militante  cubanía, que conmemora el  aniversario 127 del natalicio del historiador, etnólogo, periodista y patriota cubano (La Habana, 1889-1964), será inaugurada el próximo 23 de agosto, a las diez   de   la   mañana,   en   el   Palacio   Lombillo.

Esta muestra documental nos acerca al Emilio Roig periodista y costumbrista, labor que desarrolló desde distintas publicaciones periódicas como Gráfico, Social, Carteles y El Fígaro. El espectador podrá apreciar artículos en  los  cuales  el  Historiador  pinta  con  fino  humor  los  diversos  tipos  de  personajes  que abundaban  en  la  sociedad  de  su  época.

El público valorará reproducciones  de  caricaturas  originales  de Conrado  W.  Massaguer,  que  atesora  el  Archivo  Histórico  y  sirvieron  para  ilustrar  los  artículos  de  Roig; correspondencia  intercambiada  con  intelectuales  como  Felipe  Pichardo  Moya  y  Fernando  Ortiz  que  le congratulan y agasajan por sus artículos de costumbres; publicaciones como la carta de Chacón y Calvo a Joaquín García Monge que constituyó el prólogo a la edición de El caballero que ha perdido su señora, San José  de  Costa  Rica,  1923,  libro  de  este  género  que  pudo  ver  impreso  Roig.

La  exposición incluirá, además,  publicaciones  seriadas  que forman parte  del fondo de la Biblioteca Histórica, de donde  fueron seleccionados artículos costumbristas como “Telefonomanías”, “La niña precoz”, “Chismografía Social” y “¿Se puede vivir en La Habana sin un centavo?”, entre otros.

Graduado en Derecho Civil y Notarial, periodista, investigador, conferencista y animador de importantes empresas culturales y patrióticas, Emilio Roig de Leuchsenring fue fiel defensor de la preservación y la rehabilitación del patrimonio autóctono. Lideró la  protesta contra la barbarie que se proponía derribar el antiguo hospital de Paula y su iglesia, y lo que quedaba del muro contra el cual fusilaron a los estudiantes de medicina en 1871. Junto a Gonzalo de Quesada promovió que se respetasen las canteras de San Lázaro y se crease allí una institución histórica.

Su encendida polémica en la prensa logró detener el vandalismo y, al menos, salvar al templo de la demolición exigida por la Compañía de Ferrocarriles Unidos, que tenía como fin ensanchar la Avenida del Puerto.

De igual forma, unificó a los intelectuales de diversas tendencias a favor del rescate de la historia, los valores nacionales, y se pronunció en contra del colonialismo y el imperialismo. Dictó conferencias en eventos realizados en Cuba y otros países, y trabajó con empeño por la paz y la igualdad social en la Isla.

La obra legada por el Dr. Emilio Roig de Leuchsenring reverdece a diario en el quehacer restaurador que hoy emprende la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, fundada por él en 1938.

 

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