Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
Como el ave fénix, de las ruinas ha resucitado un inmueble situado en Refugio esquina a Prado. Se trata de la sede que a partir de ahora tendrá el Ateneo de La Habana, una de las más duraderas y activas instituciones cubanas, que fuera cerrada hace 44 años.
“Con una lámpara alumbro este espacio, para que disfruten aquí de los temas cubanos que son universales”, señaló el Dr. Eusebio Leal Spengler en su inauguración, y seguidamente indicó: “Me alegra mucho que haya sido posible restaurar la casa, en el Prado de La Habana que va lentamente recuperando su esplendor, en el Paseo de Martí”, y que uno de los discípulos de Piñera -Antón Arrufat- esté presidiendo la segunda época del Ateneo de La Habana”.
Esta es una obra de creación, un homenaje a la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y a todo lo que representa el Ateneo de La Habana, añadió el Historiador de la Ciudad, para luego agradecer la presencia allí de Graziella Pogolotti, crítica de arte, prestigiosa ensayista y destacada intelectual cubana, promotora de las artes plásticas cubanas. “Yo, que siempre digo que a ella se puede llevar a la imprenta sin editar”, subrayó el Dr. Leal.
A continuación, Antón Arrufat (Santiago de Cuba, 14 de agosto de 1935), director de la institución, evocó los primeros tiempos del Ateneo de La Habana, cuando se nombró Casa de Letras. Explicó que durante la etapa republicana existieron tres ateneos en Cuba: en Santiago de Cuba, Cienfuegos y el primero de todos, el de La Habana, fundado el 4 de noviembre de 1902.
El dramaturgo, novelista, cuentista, poeta y ensayista, Premio Nacional de Literatura, año 2 000, aseguró que el actual Ateneo heredará de una manera crítica su historia anterior. Leeremos, dijo, la historia partiendo del presente.
Como cierre de la apertura del Ateneo de La Habana se hicieron sentir pinceladas culturales, como la puesta en escena Harry Potter, se acabó la magia, de teatro El Público; se recitaron poemas de Juan Clemente Zenea. Julián del Casal y José Martí, así como jóvenes artistas deleitaron a los presentes con los sonidos de su guitarra y violines.
El Ateneo de La Habana comenzó sus labores el 16 de mayo de 1902. Su objetivo fue propiciar la difusión de la cultura mediante conferencias, conciertos, veladas, concursos históricos y cualquier otra manifestación similar; se identificó como sociedad científica, literaria y artística. En febrero de 1972 dejó de funcionar la institución.