Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
Como ya se hecho habitual, el andar por la arquitectura despierta gran interés entre los participantes del programa Rutas y Andares para Descubrir en familia. Así, el recorrido por el Parque Central y sus alrededores motivó a decenas de familias, quienes se dividieron en cuatro grupos con un guía al frente.
A principios del siglo XIX surgió ese espacio público, con tres rotondas: una tenía la fuente de la India, otra la estatua de Isabel II, de niña –después sustituida por otra de la monarca, ya adulta–, en tanto la tercera exhibía una pequeña fuente.
Luego, este escenario, el parque más importante de la antigua ciudad y donde se realizaban frecuentes retretas, se unificó, pero manteniendo la escultura de Isabel II. Con la llegada de la pseudorepública, esta se suplantó por una de La Libertad.
Posteriormente, se determinó erigir otra estatua y ganó la propuesta de una dedicada a José Martí. Así, fue contratado el escultor cubano Miguel Saavedra, radicado en Roma. Esculpida en mármol de Carrara, en posición de como el Apóstol le hablaba a los tabaqueros de Tampa, la figura se inauguró el 24 de febrero de 1905. Se dice que las 28 palmas que la rodean representan la fecha de nacimiento del prócer.
Al Parque Central, uno de los lugares que primero se electrificó en La Habana, a finales del siglo XIX, acudía toda la clase alta a realizar su vida social. Este espacio continúa hoy siendo un sitio importante, en el que son famosas las peñas entre aficionados al béisbol y es lugar de encuentros de enamorados, amigos o, sencillamente, de personas que se sientan en sus bancos a la sombra y recibiendo el fresco de una tarde habanera.
Algunos de los inmuebles –casi todos de estilo ecléctico–, que rodean al parque, son el Centro Asturiano, construido por el español Manuel del Busto, y la Manzana de Gómez, que en sus inicios era un pasaje comercial, a la usanza de otras edificaciones europeas. A las dos plantas que tuvo en sus inicios, luego se le añadieron otros pisos para dedicarlos a oficinas. Se dice que en los bajos tenía 22 locales para tiendas. Actualmente allí se construye un hotel.
El teatro Payret se concibió por un catalán, que llegó muy pobre a La Habana, a los 15 años de edad, y luego se enriqueció. En sus comienzos el Payret se convirtió en un teatro maldito, porque no recaudó lo que en él se había invertido. Algunos refieren que recibió ese calificativo a causa de una ópera estrenada en su escenario, La fuerza del destino, en la cual su personaje principal sufría muchas vicisitudes. Se le llamó también el coliseo rojo, porque todo estaba decorado en ese color. En los años 50 del pasado siglo se reconstruyó y después se quedó como sala de cine. En la actualidad está cerrado para ser rehabilitado.
Las familias participantes en el andar, como parte del programa Rutas y Andares, conocieron también acerca del Centro Gallego, antiguo teatro Tacón inaugurado en La Habana en 1838. Cuentan que era uno de los más lujosos de la época en todo el mundo; se le comparaba con La Scala de Milán. Fanny Esler, Adeline Patti, Enrico Caruso y Sara Bernhardt fueron algunas de las estrellas de la danza y el bel canto que ofrecieron su arte en las tablas del Tacón. En 1915 se estrenó el nuevo edificio para la Sociedad Gallega de La Habana, con un estilo ecléctico y neobarroco.
Al triunfo de la Revolución la institución pasó a llamarse Teatro García Lorca y en 2016, tras una reparación capital, se reabrió con el nombre de Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, dedicado al ballet y a la ópera.
A continuación, la mirada del público se centró en los bajos del hoy hotel Inglaterra, una de las aceras más significativas de La Habana del siglo XIX hasta principios del XX. Allí existió el café más importante y sitio de reunión de la aristocracia habanera: Escaudiza, que se correspondió con el apellido de su dueño.
Con el tiempo el Escauriza fue cambiado por el nombre de El Louvre, donde se exhibe una tarja de bronce en homenaje a Nicolás Estévanez y Murphy, oficial del Ejército español que en esa acera, el 27 de noviembre de 1871, protagonizó un acto de protesta contra la injusticia cometida con los jóvenes estudiantes de Medicina que acababan de ser fusilados. El militar canario quebró su espada en acto de protesta y calificó en sus memorias el crimen como “baldón eterno para España”.
Contiguo al hotel Inglaterra, está el hotel Telégrafo, que surgió aproximadamente en 1858, cuando se introdujo ese trasmisor en Cuba. Era uno de los más lujosos de La Habana y se afirma que sus empleados dominaban varios idiomas.
Como cierre del andar se comentó sobre la famosa esquina de Prado y Neptuno, donde había un salón de baile y que fuera inmortalizada en el famoso chachachá La Engañadora, creado por el maestro Enrique Jorrín, músico y compositor que, en 1953, dirigía la popular orquesta América.