Tomado del sitio web Habana Radio
Por Ana Lidia García Hernández
Foto: Alexis Rodríguez
La ceiba que desde hace más de cinco décadas constituyó centro de la ceremonia conmemorativa por el aniversario de La Habana cada 16 de noviembre, esa hasta la cual llegaban las personas para darle tres vueltas y pedir la misma cantidad de deseos, no renovó sus hojas a principios de 2015 como debería haber sucedido en ese periodo del año.
El Doctor Eusebio Leal Spengler, Historiador de La Ciudad durante la ceremonia por el 496 Aniversario de La Habana. Foto: Alexis Rodríguez
“Hemos horadado los cimientos, colocado todo tipo de insecticidas y hemos logrado, al menos, una victoria momentánea. Siempre habrá que luchar contra hormigas o contra gigantes, como el Quijote”, expresó en el 496 onomástico de la otrora Villa de San Cristóbal el Doctor Eusebio Leal Spengler, Historiador de La Habana, quien se mantuvo muy pendiente de las plagas que la aquejaban y las acciones que se llevaron a cabo para eliminarlas.
Foto: Alexis Rodríguez
Ante el estado de deterioro visible del árbol, que desde hacía varios meses no presentaba brotes de hojas ni flores, la Oficina del Historiador de La Habana solicitó los servicios del Grupo Empresarial LABIOFAM para que realizara el diagnóstico. Hermes Joel Iglesias, Jefe de la Brigada de Control de Vectores de dicha institución, explicó a Habana Radio que “en la inspección realizada al área en el mes de octubre, se pudo comprobar que la planta de ceiba (ceiba pentandra) estaba viva y que los brotes de sus ramas se encontraban en estado de latencia. De igual forma, se hallaron termitas (comején)”.
“Además – agregó el especialista –, se observó la presencia de manchas y lesiones ocasionadas por hongos. Sin embargo, cuando las muestras se llevaron al Laboratorio Central de Cuarentena Vegetal del Centro Nacional de Sanidad Vegetal, quedó demostrado que los anteriores no eran elementos de peso en su debilitamiento sino que, entre otros factores, estaba sometida a un stress hídrico”.
“Existe la creencia popular de que las ceibas duran 100 o más años, pero en realidad, en dependencia del lugar donde crezcan, pueden vivir cinco o seis décadas. En este caso, siendo un árbol ya longevo, fue víctima de un largo período de sequía, lo que ocasionó que el manto freático descendiera y que el suelo se salinizara por la cercanía al mar. Por otro lado, debe decirse que el elevado flujo de personas que por años ha dado la vuelta al árbol, llevaron a que el sustrato se compactara, lo cual también debe haberle afectado”, argumentó Iglesias.
Antes de dicho diagnóstico, el ejemplar había sido atendido por los especialistas de la Quinta de los Molinos de la Oficina del Historiador, quienes ejecutaron varios procedimientos para preservarla. En tal sentido, la bióloga Yenin Hernández del Departamento de Flora de ese jardín, comentó que desde abril se realizaron acciones como la remoción del suelo y la aplicación de materia orgánica. Luego, “se añadió el fertilizante NPK (nitrógeno, fósforo y potasio, que son nutrientes esenciales de las plantas)”.
“A finales de julio, después de lluvias muy fuertes – continúa narrando la especialista – y ante la aparición de un hongo en el suelo, se tomaron otras medidas como la aplicación de Tricoderma, producto biológico que tiene como base un hongo antagonista, en el sustrato donde se encontraban las raíces. Más adelante, “se empleó de manera preventiva Bayfidan, que tiene doble acción: fungicida e insecticida, para disminuir el posible daño por hongos y las poblaciones de comején”.
Tanto Yenin Hernández como Hermes Joel Iglesias, coinciden en remarcar los múltiples factores que afectaron a la ceiba: la extensa área pavimentada por la cual se hallaba rodeada la base del tronco que dificultó el desarrollo normal de sus raíces; la cercanía al mar, que provocó la salinización del manto freático; los períodos de sequía; la constante contaminación ambiental, de todo tipo, y la compactación del sustrato por el paso de las personas.
Por las razones antes expuestas, ambos especialistas aseguran que el próximo ejemplar debe recibir una atención constante en lo que a fertilizantes se refiere; además, debe removerse el sustrato periódicamente para coadyuvar a su larga vida. Para Hernández, es de vital importancia que los ciudadanos concienticen que ellos también pueden contribuir con el cuidado del árbol.
Foto: Juan Carlos Bermejo
Debido a la imposibilidad de salvar el árbol, desde finales del año 2015 se preparaba la inversión para su sustitución y la restauración integral de El Templete. Finalmente, fue talado en la primera quincena de febrero y comenzó el proceso de destoconado, que consiste en eliminar el tocón o tallo principal, y desraizado para retirar el sistema radicular.
Foto: Alexis Rodríguez
“Estas labores se realizan primero de forma manual para evitar daños al patrimonio edificado”, señaló a nuestra emisora Alexei Valdés, Director de la UEB # 6 Acabado de la Empresa Constructora Puerto Carena. Luego, se procederá con maquinarias a la extracción de la raíz. “Simultáneamente, destacó Valdés, se desarrolla el proceso de pre-moteo y moteo de la ceiba joven, de aproximadamente 9 años, que será trasladada para este lugar”. Según conocimos, es un ejemplar que se halla en una cooperativa del municipio Cotorro y que permanecerá allí el tiempo que requiera la preparación para el trasplante. “En noviembre la tendremos en el Templete”, aseguró el directivo.
Nueva ceiba
Antes de su llegada, se llevará a cabo también el control de plagas y la sustitución de la capa vegetal. De modo paralelo se realiza en el monumento, inaugurado en 1928, una restauración que incluye – como informó Perla Rosales, directora adjunta de la Oficina del Historiador – pavimento, muros, piedras, mármoles, óleos…
En cuanto a los grandes lienzos que decoran el interior del edificio, de la autoría del pintor francés Jean Baptiste Vermay, también son objeto de una intervención profesional en el Gabinete de Restauración de Pintura de Caballete. Al decir de su jefe Juan Carlos Bermejo, en 1995 se realizó una restauración capital de las piezas y a partir de ese momento se han seguido atendiendo en el propio Templete. En la actualidad, teniendo en cuenta, la intervención integral, “se han traslado una vez más hacia el taller para corregir retoques torcidos debido a la incidencia del sol y adherirles una banda de cera que los proteja de cualquier tipo de contaminación por plagas”.
La inauguración de El Templete (Jean-Baptise Vermay, 1828)
La directora adjunta Perla Rosales, afirmó que las obras serán constantes, “con el fin de garantizar las condiciones óptimas para las celebraciones por el aniversario 497 de La Habana, fecha en la que tendremos una ceiba joven pero fuerte, que esperamos nos acompañe en las próximas décadas”.
