Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
Para mí es una gran satisfacción este libro, que rescata una labor sistemática de investigación documental, que salva para los cubanos la historia de los asentamientos urbanos en Cuba, afirmó la crítica de arte Graziella Pogolotti, al presentar el título Las construcciones cuentan su historia. Ciudades, pueblos y caseríos de Cuba, de Juan de las Cuevas Toraya y Gina Rey.
Creo que el gran desafío de este momento está no solo en la enorme inversión monetaria que requiere la restauración de la ciudad de La Habana, si no en la definición de cómo habrá que hacerse, cuáles van a ser las prioridades fundamentales para la preservación del patrimonio de la nación cubana, añadió la destacada ensayista.
Por su parte, la Dra. en Ciencias Técnicas Gina Rey, una de las autoras del texto, agradeció la colaboración de las personas e instituciones que facilitaron imágenes y la valiosa información para el libro. Recordó que cuando el ya desaparecido Juan de las Cuevas la llamó a colaborar con él le dijo que quería hacer un libro a cuatro manos porque ella era urbanista y conocía muy bien a La Habana. “Y yo le digo a todo el mundo que La Habana no se acaba de conocer nunca, que cada día hay algo que nos sorprende en esta ciudad”, puntualizó.
Mientras, Juan de las Cuevas Loret de Mola, hijo de Juan de las Cuevas Toraya, agradeció de manera especial al Dr. Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad, por la publicación del volumen, a juicio de su padre, el más bonito que había escrito. “Me honra presentarle a ustedes, dijo, su último sueño literario convertido en realidad”.
Según afirmó en el prólogo de esta obra el Dr. Rolando García Blanco, del Instituto de Historia de Cuba, nos “encontramos ante un libro de singular importancia para la historiografía nacional, cuyo enfoque didáctico resultará de interés, tanto en el caso de los estudiantes, como para la población en sentido general, además de constituir, sin lugar a dudas, un texto de obligada consulta, con vista a los estudios sobre la historia regional del entorno habanero”.
En el primer capítulo, dedicado a los asentamientos y las construcciones, se analiza el surgimiento de los primeros núcleos poblacionales, como resultado de la fundación por Diego Velázquez de las siete primeras villas, entre 1511 y 1515. En tanto, el segundo capítulo, que constituye el centro temático del texto, aborda por orden cronológico la aparición y desarrollo de 285 asentamientos, a lo largo de toda la Isla, con numerosas imágenes de construcciones, que fueron apareciendo en el transcurso de los siglos coloniales, así como una variada información acerca de esas localidades.
De especial interés para los lectores, en el caso concreto de La Habana, radica el hecho de poder disponer de una información sobre 63 asentamientos, que van surgiendo en su entorno, desde el reconocimiento por las Cortes, en 1525, de la existencia de una aldea donde residían aborígenes, que en su lengua denominaban Guanabacoa.
El libro dispone de dos anexos; el primero, relaciona por orden cronológico la aparición de los asentamientos, y el segundo, los agrupa por orden alfabético, a partir del nombre actual y con la precisión de los casos en que existió una denominación anterior.