Tomado del Semanario Opus Habana, Boletin Especial
La decimosexta graduación de la Escuela Taller de La Habana Gaspar Melchor de Jovellanos contó con la asistencia del Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler, y Juan Carlos Pérez Botello, director de ese centro académico, entre otros directivos de la Oficina del Historiador de la Ciudad.
El martes 22 de diciembre, Día del Educador Cubano, la Basílica Menor del antiguo convento de San Francisco de Asís abrió sus puertas para efectuar una doble celebración, cuando 137 egresados de la Escuela Taller de La Habana Gaspar Melchor de Jovellanos recibieron sus diplomas de obreros calificados en las diferentes especialidades que se requieren para la restauración de edificios con valor patrimonial.
Desde su primera graduación en 1994, dos años después de fundada dicha institución docente, esa tradición ceremonial ha tenido como principal orador al Historiador de la Ciudad, quien en esta decimosexta ocasión se refirió a la importancia de complementar el conocimiento y la destreza manual en la labor restauradora. Al respecto, Eusebio Leal expresó a los nuevos egresados: ‹‹Si tienes mucho dinero y repartes entre todos, toca menos para todos; si tienes comida y repartes entre todos, tienes menos comida, pero si tienes conocimiento y lo repartes entre todos, este se multiplica››.
Poniendo énfasis en las posibilidades que tienen los jóvenes para continuar su superación profesional y académica, Leal Spengler los exhortó a «hacerse respetar» por sus logros como restauradores del patrimonio construido. En referencia a la irrupción de las nuevas tecnologías, el orador destacó la importancia de los oficios manuales, ya que «detrás deben estar la inteligencia y la mano del hombre».
Por su parte, Juan Carlos Pérez Botello, director de la Escuela Taller, remarcó la importancia del curso recién terminado, luego de un año de innumerables retos. Aun así —destacó— los estudiantes contribuyeron con sus prácticas laborales al avance de importantes obras de restauración, como las que se efectúan en el Museo Castillo de San Salvador de La Punta, la Necrópolis de Colón y los salones del tercer nivel del Capitolio Nacional. «Para los próximos meses serán el Salón de los Pasos Perdidos y la cupulina de la linterna, ambos en el Capitolio, los espacios que mantendrán ocupada la fuerza de trabajo de este colectivo», anunció.
También mencionó la particularidad que vivirán estos nuevos egresados, ya que por primera vez se promueve su inserción en el sector cuentapropista, además del habitual sector estatal. Al evocar al antiguo director de la Escuela Taller, Eduardo González Delgado, ya cumplido un año de su fallecimiento, Pérez Botello rememoró con una frase que su antecesor decía a los egresados cada año: ‹‹Las puestas de nuestra escuela siempre estarán abiertas para ustedes››.
La Escuela Taller fue constituida el 6 de abril de 1992, a raíz de un convenio suscrito entre la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) y la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana. Este convenio se mantuvo vigente hasta el año 2003, pasando la Escuela a ser patrocinada únicamente por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana. Debe su nombre a Gaspar Melchor de Jovellanos, poeta, escritor y gran patrocinador en la España de entonces de la proliferación de las artes manuales, nació el 5 de enero de 1744 en Guijón, Asturias, y falleció el 27 de noviembre de 1811, a la edad de 67 años.
Desde su fundación hasta el día de hoy se han graduado estudiantes en especialidades tales como Albañilería, Arqueología, Carpintería, Cantería, Electricidad, Forja, Jardinería, Plomería, Pintura de Obras, Pintura Mural, Vidriería, Yeso, Hojalatería y Talabartería. La experiencia de esta Escuela Taller ha sido replicada por las Oficinas del Historiador y/o Conservador en Camagüey (1997), Trinidad (1998), Santiago de Cuba (2002) y Cienfuegos (2008).