Tomado del sitio web Habana Radio
Por Ofelia Sandar Valles
Si uno de los objetivos del Festival Mozart Habana 2015 era que la música del genio de Salzburgo reinara por estos días en el Centro Histórico capitalino, me atrevo a asegurar que se logró con creces. De obras conocidas, otras no tanto y hasta estrenos pudo disfrutar el público entendido, o no, de las creaciones del compositor austriaco que desde muy temprana edad escribió hermosas piezas para la música clásica.
Aún se escuchan los acordes de solistas, dúos, tríos, cuartetos, quintetos y de las orquestas Sinfónicas Nacional y del Instituto Superior de Arte (ISA), adjunta al Lyceum Mozartiano de La Habana, que nos deleitaron durante 10 jornadas con presentaciones donde también se interpretaron obras de otros compositores universales y cubanos.
Me vienen a la mente las palabras del maestro Ulises Hernández, director del Lyceum, cuando en una entrevista previa al evento me comentaba y cito: “La idea fija que tengo es que este Festival quede como un evento que se siga haciendo y siempre sea el pretexto la obra de Mozart que nos gusta tocar a todos. Este va a ser el experimento, el primero; aquí vamos a medir una serie de cosas; nos estamos arriesgando pues no soy un organizador de Festivales y mi equipo aquí en el Lyceum tampoco tiene experiencia en esto. Tratamos de hacer lo mejor; vamos a ver qué pasa pero si algo quisiera es que todos nos sintamos bien, que de verdad haya un espíritu de música, que nos movamos de un lado a otro disfrutando de lo que está pasando, y que el saldo sea que vale la pena continuar haciéndolo; eso es lo que espero”.
Para beneplácito de los espectadores, de Ulises, de su equipo de trabajo que lo dio todo para que el Festival quedara en la memoria, para esta reportera que no le perdió ni pie ni pisada, el Festival logró pasar a la posteridad como un “gran concierto” en el que se dejaron escuchar las mejores obras de Mozart, de Franz Schubert, Ludwig van Beethoven, Franz Liszt, Ignacio Cervantes, hasta Astor Piazzolla, para demostrar que no hay música buena ni mala porque la música es una sola, la mejor manera de expresar sentimientos por encima de todo, más allá de la barrera del idioma y de cualquier frontera.
Músicos de excelencia de Cuba y del mundo, se dieron cita en los espacios habaneros para que, como dijera el Doctor Eusebio Leal Spengler, Historiador de La Habana, “la música y la alegría contagiosa de los más jóvenes renueven nuestros votos de preservar a toda costa la sabiduría y la belleza”.
El colofón del Festival fue un concierto, este sábado 24 de octubre, realizado en el Teatro Martí, en el que la Orquesta Sinfónica de la Universidad de las Artes, adjunta al Lyceum Mozartiano de La Habana, bajo la batuta del afamado violinista inglés Walter Reiter, interpretara magistralmente la Sinfonía no 1 en mi b mayor KV 16 de Wolfang Amadeus Mozart, lo que no deja lugar a dudas de su prestigio ganado tanto a nivel nacional como internacional.
Luego subió al estrado el prestigioso clarinetista francés Florent Heau para deleitarnos con su particular manera de decir desde la música, con la ejecución del Concierto para clarinete en la mayor KV 622. Nuevamente la Orquesta asumió la Sinfonía no 4 en do mayor KV 551Jupiter, ambas también de Mozart.
Minutos antes de escucharse los primeros acordes de la Orquesta, el Dr. Eusebio Leal Spengler expresó ante un teatro colmado de público, que quería atribuirle “al acto fundacional del Mozarteum de La Habana una misión fundadora y quizás en este año se ha visto con toda claridad y se ha percibido con nitidez como ha logrado tocar todos y cada uno de los resortes de la cultura y como ha traído además – a esta obra que culmina hoy – a una serie de personalidades e instituciones de la cultura cubana, que han respondido a cada uno de esos llamamientos persuasivos para entre todos construir una cosa bella digna de La Habana, digna de Cuba y digna de ustedes”.
“Quisiera expresar mi gratitud a todos y cada uno de los artistas y, muy especialmente, a los jóvenes que integran esta maravillosa Orquesta que vamos a escuchar y a disfrutar esta noche”, dijo Leal.
Las primeras palabras del Historiador fueron para agradecer también “a la ciudad de Salzburgo, a la Fundación que lleva el nombre del insigne músico y a la Universidad de las Artes; a su rector magnífico que siempre nos ha brindado como aquellos un apoyo incondicional; más que apoyarnos son carne y parte de esta obra. Quisiera, de manera muy especial, agradecer a la Embajada de Austria y a su embajadora y, muy especialmente, a la Unión Europea que está vinculada a la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana en más de un proyecto importante; entre ellos, la restauración impuesta en valor del Palacio del Segundo Cabo, en el Centro Histórico de la capital, que pronto abrirá sus puertas con un discurso interpretativo de cómo Europa vio a América y cómo nosotros, los americanos, la vimos a ella”.
El Dr. Eusebio Leal quiso, asimismo, reconocer la labor del destacado pianista Ulises Hernández, director del Mozarteum, cuando sentenció que “sin su vocación, sin su voluntad de trabajar, sin su voluntad creadora que nace de su vocación artística, no habría sido posible; tendríamos que hacer una invención para encontrar otra persona capaz de realizar un proyecto tan noble y tan elevado”.
Sin dudas, vamos a extrañar disponernos cada noche para disfrutar de las presentaciones de este Festival en los espacios sonoros del Centro Histórico habanero que, por diez intensos días, se colmaron de público de distintas edades, desde los más pequeños hasta los adultos mayores, quienes decidieron escoger esa opción para enriquecer su espíritu.
Terminó el Mozart Habana y con él, el cierre de una etapa que durante tres años apoyó el proyecto “La música clásica europea en el entorno social de La Habana Vieja”, Ahora el Lyceum exhibe una orquesta-escuela con un nivel técnico de desarrollo, legado de este financiamiento. Se suma lo aprendido con los profesores que, de manera desinteresada, cooperaron con la Institución. Exhibe una mediateca equipada técnicamente y dotada de toda la información necesaria para el estudio y la investigación en partituras, libros, música grabada, entre otros soportes.
Si bien hablamos del cierre del proyecto, hablamos también de la continuidad de un Lyceum Mozartiano más fortalecido, más capaz y con más posibilidades de ocuparse socialmente de tareas referidas todas a la música.