Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
Cinco jóvenes de Guanabacoa unieron sus talentos para, a través de su mirada, por momentos nostálgica y en otras incisiva, exponer de manera colectiva obras que expresan un compromiso con su tierra natal y que les da abrigo.
Se trata de Chris Erland, Gabriel Estrada, Hansel Leyva, Joel Guerra y Jorge García, quienes irrumpieron en la galería Carmen Montilla, en el Centro Histórico de La Habana, para presentar la segunda edición de la muestra Chivo que rompe tambó.
Estos creadores ofrecen al espectador instantáneas, fotografías retocadas digitalmente y performance, un universo de ideas que, si bien polemizan sobre un territorio muy personal, “funciona como metonimia, de un estado de la cuestión que se hace extensible al resto de nuestro país”.
La idea de estos autores no se presenta de forma transparente y clara, sino que sus piezas precisan de una observación activa por parte del visitante para así comprender y completar sus significados. Es como estar frente a un arte de protesta, debido al grado de deterioro en que se ha sumido la villa de Guanabacoa, cuyo centro fue declarado Patrimonio Nacional desde 1990.
Mediante diversidad de estilos, lenguajes y manifestaciones, los jóvenes artistas exhiben imágenes de edificios en sumo grado de deterioro, vertederos de basura y también rostros tristes, entre otras, que deviene llamado a quienes moran la villa y a las instituciones encargadas de su restauración y mantenimiento, que parecen haberle dado la espalda hace ya algún tiempo. Es un grito que va desde lo individual hasta lo colectivo.