Por Isachi Fernández
La iniciativa se insertó dentro de la ruta El arte en los museos etnográficos, parte a su vez de las propuestas del programa de verano Rutas y andares para descubrir en familia, concebido y articulado por la Oficina del Historiador de la Ciudad.
Miguel Hernández, director de la Casa del Benemérito de las Américas Benito Juárez, centró su intervención fundamentalmente en la gráfica, manifestación que ha sido significativa en México, y de la cual la institución posee piezas de relieve.
No obstante, el especialista ofreció una panorámica de las artes plásticas en general y marcó un hito en la fundación de la Academia San Carlos en 1783. La herencia neoclásica, la recurrencia en temas religiosos y los paisajes bucólicos fueron subrayados.
Se refirió, ya fuera de la Academia, a una serie de creadores, y más tarde específicamente al primer gran grabador mexicano, José Guadalupe Posada, que procedía del mundo de la ilustración, y que influiría en los artistas del siglo XX y XXI.
Posada, recordó Hernández, fue un cronista de su época, y acontecimientos sociales, naturales y políticos pasaron por su mirada aguda, en la que se hace evidente la burla a la élite mexicana afrancesada y un concepto muy raigal de la muerte, exento de toda sacralización. Así surgieron calaveras reproducidas una y otra vez en escenas cotidianas, entre ellas la mítica Catrina.
El experto mencionó el Taller de la Gráfica Popular, del cual nacieron, ya en el siglo XX, piezas de fuerte crítica social tras el paso de la revolución mexicana, primaron las obras de significativa carga histórica, de referencia a los próceres, y en las cuales se evidenciaba, además, maestría en el dibujo y un gran poder de síntesis. Aparecían, asimismo, escenas populares y una marcada presencia indígena, sostuvo.
Se pasó a vuelo de pájaro por la segunda mitad del siglo XX y se ponderó la influencia de la gráfica mexicana en Cuba. Asimismo, los participantes pudieron disfrutar de algunas piezas pictóricas pertenecientes a los fondos de la institución, promotora de la pujanza de la creación plástica de México, así como de todo el abanico que supone la cultura de ese país.
Ya en la Casa Oswaldo Guayasamín, una de sus especialistas ilustró las diferentes etapas del maestro ecuatoriano, específicamente se refirió a la fuerza de los retratos, una vertiente muy trabajada por él y se apreciaron dos de los cuatro que realizó al líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro.
Del taller del artista se pasó al dormitorio, donde la museóloga presentó piezas de desnudos, una rama menos conocida en la obra de Guayasamín, y aludió al tratamiento del paisaje, por lo general urbano y en el cual sobresalen los volcanes.
Ofreció detalles también de varios discípulos de Guayasamín, y de creadores ecuatorianos que de una u otra forma han bebido de su legado, y mostró piezas de Gonzalo Endara Crow, con una poética muy particular, asociada por algunos al realismo mágico, y que obtuvo el Premio de la Popularidad en la I Bienal de La Habana (1984).
Se dedicaron unos minutos a la artesanía ecuatoriana, muy apreciada en el mundo entero, especialmente su cerámica, textiles y escul turas en madera.
En la Casa Simón Bolívar, el museólogo propuso un recorrido por la exposición Colores de Venezuela: de la abstracción a la figuración, y precisó que aunque el país suramericano se incorpora con retraso a la modernidad en las artes plásticas, surgen figuras descollantes que ilustran una identidad fuerte.
En la muestra, que se centra en obras de la década de 1990, aparece un amplio abanico de tendencias, desde piezas de Régulo Pérez, que en épocas de crisis vuelve una y otra vez a la figura de Simón Bolívar, hasta otras de Juan Loyola que toma como recurrencia la bandera venezolana y la inserta en un paisaje abstracto de texturas ásperas con lo cual articula discursos críticos con su entorno.
Ese recorrido por las artes plásticas venezolanas a través de cerca de 20 pinturas, sostuvo el museólogo, coincidió con el que hubiera sido el cumpleaños 61 del presidente Hugo Chávez Frías, a quien se le rindió homenaje.
La ruta El arte en los museos etnográficos, que se realiza todos los martes de julio y agosto, incluye también visitas a la Casa de Asia, la Casa de África y a la Casa de los Árabes.