Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
El Capitolio Nacional, uno de los iconos arquitectónicos de la ciudad, recobrará su estado original y será la sede de la Asamblea Nacional del Poder Popular. De manera oficial, los trabajos de rehabilitación del majestuoso edificio comenzaron en noviembre de 2013. “El inmueble estaba pidiendo a gritos una restauración capital”, afirmó la ingeniera Mariela Mulet Hernández, Jefa del Grupo Inversiones Prado.
Aunque el recinto desde el punto de vista estructural estaba bien conservado, en algunos sitios se diagnosticaron daños importantes, como la linterna -parte superior de la cúpula. El inmueble tenía, además, afectaciones significativas de electricidad, baños sin funcionar, cocinas provisionales, serios perjuicios en la carpintería porque para climatizar algunas oficinas se habían instalado aires de ventanas… Hoy nosotros, acotó, estamos sacando cables del año 1929 que era con el que funcionaba.
Unos 400 trabajadores intervienen actualmente en la restauración del Capitolio habanero. Como contratista principal, Puerto Carena, de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, acompañada también de la constructora Caribe, la Raúl Roa con las explanaciones de las áreas exteriores, la Empresa de Servicios Especializados de Protección (SEPSA) y numerosos artistas de diversas instituciones, a cargo de la restauración del mobiliario.
Los estudiantes de la escuela taller Gaspar Melchor de Jovellanos han laborado en significativas acciones de restauración. Por ejemplo, en el tercer nivel decoraron los techos, las paredes y las pinturas existentes en el área de la Presidencia, la más importante desde el punto de vista de la rehabilitación de las áreas de oficinas y salones.
Capitolio Norte y Sur
El edificio se está trabajando por etapas, explicó Gretel Álvarez Guerra, especialista principal. Como la obra es tan grande la dividimos en Capitolio Norte y Capitolio Sur. Primero se realizará una apertura parcial para que el público pueda apreciar la instalación, con independencia de que se siga trabajando en la otra área. Se realizarán cierres parciales y delimitarán zonas, para que sea visitado y continúe la restauración en otros sitios del inmueble.
Explicó que ya se impermeabilizó la cubierta del edificio y eliminaron las filtraciones. Se efectuó un diagnóstico de todas las redes existentes, incluidas las eléctricas, que ha sido lo más complejo. Había que determinar cuáles instalaciones podían aprovecharse y las que no admitían restauración se hicieron nuevas, fundamentalmente la parte hidráulica que estaba muy dañada, pues era de hierro. Hay que trabajar con mucho cuidado para que no se dañen los mármoles, los zócalos…
La mitad norte, donde el Parlamento desarrollará su vida cotidiana, está prácticamente restaurada, excluyendo el segundo nivel que se dejó para otro momento, y “en la actualidad estamos enfrascados en la zona de la planta baja, donde van todos los locales técnicos y controlarán los sistemas de seguridad del inmueble”, señaló Mariela Mulet.
La cúpula
La cúpula del Capitolio habanero es el segundo punto más alto de la ciudad, precedido por el Monumento a José Martí en la Plaza de la Revolución. De estilo renacentista, por sus proporciones y silueta recuerda a la Basílica de San Pedro, en Roma.
Según Gretel, su restauración es de extrema complejidad. Se estudió por temas de corrosión; la linterna, donde se está trabajando ahora, se encuentra en muy mal estado de conservación. En ese sentido, se adoptan medidas de seguridad para el acceso de los materiales y la protección de los constructores.
Un poco de historia
El Capitolio Nacional se levantó en apenas tres años y dos meses. Tras su apertura, bajo el gobierno del dictador Gerardo Machado, en 1929, se convirtió en la sede del Senado y la Cámara de Representantes, luego pasó a ser museo y después acogió al Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (CITMA).
Previo al triunfo de la Revolución, el edificio registró una de las historias más misteriosas conocidas de la etapa seudorrepublicana. Se trata del robo del brillante de 25 quilates que marca el kilómetro cero de la carretera central del país, en marzo de 1946.
A pesar de la alta seguridad que tenía la piedra preciosa, solo treinta minutos bastaron a los ladrones para sustraerla. En su búsqueda participaron en vano 5 000 policías, 2 000 agentes secretos y los técnicos del afamado Gabinete Nacional de Identificación, quienes no encontraron pista alguna para rescatar la joya y capturar a los ladrones.
Quince meses después, reaparecería en el despacho oficial del presidente de la nación, Ramón Grau San Martín. Sustituido más tarde por una réplica, rodeada de una estrella octogonal diseñada y elaborada con mármoles italianos en diversas tonalidades, el brillante se encuentra en la bóveda del Banco Nacional de Cuba.