Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
Durante todo este año se le rinde tributo en Cuba a Mariana Grajales Coello, a propósito del bicentenario de su natalicio. Numerosas instituciones del país han organizado talleres, conferencias y exposiciones dedicadas a esta valerosa mujer que marchó a la manigua redentora junto a sus hijos, los Maceo.
A los homenajes a quien está considerada Madre de la Patria se sumará la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana. Así, el próximo 10 de julio, a las diez de la mañana, se efectuará una ceremonia en el Museo de la Ciudad, antiguo Palacio de los Capitanes Generales.
Mariana es símbolo de la mujer cubana. De padres dominicanos -José Grajales y Teresa Cuello-, fue grande porque gestó héroes y educó a todos sus hijos para que tomaran la senda que condujera a la conquista de la libertad de Cuba, a la vez que estableció, desde el hogar, un ejemplo excepcional de conducta humana.
La heroína vivió desde muy joven inmersa en el sufrimiento de la Cuba oprimida. Le tocó vivir una época de hiriente hostilidad a su raza e inhumana represión esclavista. En contacto con el pesar de hombres y mujeres esclavos, que permanecían encerrados como animales, en el llamado presidio de cimarrones, no lejos de su vivienda, se fue forjando su amor por la libertad.
La Madre de los Maceo nació el 12 de julio de 1815, en Santiago de Cuba. Esa fecha aparece inscrita en el libro de bautismo de la parroquia santiaguera de Santo Tomás, ubicada en lo que es hoy parte del Centro histórico de esa ciudad, aunque la mayoría de las fuentes citan al 26 de junio de 1808 como la fecha del nacimiento.