Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
A finales de diciembre del presente año están previstas que concluyan las obras de restauración capital del Gran Teatro de La Habana, y de esta forma el Ballet Nacional de Cuba (BNC) volverá a su principal escenario para ofrecer su habitual gala en homenaje al triunfo de la Revolución, el primero de enero próximo.
Desde el 2013 el emblemático coliseo artístico es sometido a una rehabilitación de envergadura, que ha abarcado todo el inmueble, como restauración de sus fachadas, vestíbulos, palcos, cubierta y tabloncillo. La instalación dispondrá, asimismo, de nuevos mobiliarios, telones, sistema de climatización, acústica, mecánica escénica, salones de ensayos para los bailarines y la orquesta, un estudio de grabación y más de 20 camerinos y baños.
Sede permanente de la compañía desde 1965, el edificio es único desde el punto de vista arquitectónico, y en su rehabilitación se ha respetado la idea original, y los recursos tecnológicos empleados se han conjugado con el criterio de patrimonio que lo identifica.
El Gran Teatro de La Habana abrió sus puertas el 15 de abril de 1838 con el nombre de Teatro de Tacón ―en honor al Capitán General don Miguel Tacón―, y fue considerado en su época el más grande y lujoso del continente latinoamericano. Su primer dueño, Pancho Marty, luego vendió el teatro a la compañía Anónima del Liceo de La Habana, institución que posteriormente la cedió a la Sociedad Centro Gallego.
Después de diversas reformas, el inmueble se remodeló y en 1915 reabrió sus puertas con su forma actual. En su historia de apelativos pueden citarse Gran Teatro Nacional, Teatro Estrada Palma y Teatro García Lorca. A partir de 1985, a iniciativa de la Prima Ballerina Assoluta del BNC, Alicia Alonso, pasó a denominarse Gran Teatro de La Habana, y el nombre de García Lorca se reservó para su sala principal.
Con una tradición de excelencia, por su escenario han desfilado grandes figuras de la ópera y el ballet, la revista musical y la zarzuela, como la bailarina Anna Pavlova, las actrices Sarah Bernhart y Eleonora Dusse, las sopranos Adelina Patti y Victoria de los Ángeles, el tenor Enrico Caruso, los músicos Arthur Rubinstein y Serguei Rachmáninov, Carmen Amaya y Antonio Gades, y otras muchas personalidades de alto relieve internacional de los siglos XIX y siglos XX. Fue el primero en presentar las óperas italianas y las mejores obras españolas de la época.