Medios para comunicar el patrimonio: Tercera Jornada

Tomado del sitio web Habana Radio
Por Carlos Luis Sotolongo Puig y Sayli Sosa Barceló (Estudiantes del Diplomado)
Fotos: Roberto Morejón

¿Para qué negociar?, preguntó la profesora Glenda García mientras las diapositivas hablaban de Comunicación Institucional, durante la tercera jornada del V Diplomado Internacional Medios para comunicar el Patrimonio. Negociar para llegar a acuerdos. Negociar para entendernos. Negociar para establecer alianzas.

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La profesora Glenda García durante su conferencia en el V Diplomado “Medios para comunicar el patrimonio”

En Comunicación la negociación se presenta como alternativa a la imposición y la violencia en los procesos, porque persigue cooperar desde la mancomunidad, desde las simetrías del poder. De manera que las oportunidades conduzcan al intercambio de promesas y compromisos, basados en la información veraz y oportuna.
Estas serían, por así decirlo, condiciones ideales. Pero idílico, en este mundo, casi nada. Así, se recomienda en asuntos de Comunicación Institucional, además del Manual de Comunicación, contentivo de las políticas y estrategias, tener un Manual de Crisis que prevea todos los escenarios en el campo de los procesos comunicativos a nivel institucional y organizacional, y proponga las posibles soluciones.
Del citado manual, destaca la figura del vocero, como encargado de proveer frente a los medios, durante las crisis, la información que sobre la institución se precisa compartir, en la cantidad, calidad y momento que a la institución convenga. Un vocero, dijo la profesora Glenda, siempre buscará hacerse entender, ser creíble, respeto y pregnancia en los públicos meta de sus mensajes.

Los últimos días de una casa: urgencia del patrimonio

Antes de que el público capitalino se estremeciera al ver las imágenes en el cine, los alumnos del V Diplomado Internacional Medios para comunicar el Patrimonio se estremecían desde el aula del Colegio San Gerónimo de La Habana gracias a la primicia de la exhibición. Y es que el documental Los últimos días de una casa, de la realizadora Lourdes de los Santos tiene el don de conmover; obra que saca a la luz el lamento de la residencia de la poetisa Dulce María Loynaz; mas no el mítico inmueble donde transcurrieron las últimas jornadas de la autora de Tiempo, sino una erigida en Línea y 14, donde, según dicen, el pintor Guillermo Collazo encontró las musas para su lienzo La siesta.
Cerca de 15 minutos evocan los días en que el inmueble vestía de gala para recibir a lo más renombrado de las letras en la época como Alejo Carpentier o Gabriela Mistral en aquellas memorables tertulias culturales realizada por los descendientes del Mayor General Ignacio Agramonte. Tales memorias resultan posibles gracias a la pericia investigativa de la autora, quien escudriñó en los archivos fílmicos en busca del testimonio de la propia Dulce María o Carpentier para sustentar la intervención de otros expertos como el arquitecto Orlando Inclán Castañeda.

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La antigua residencia de la poetisa Dulce María Loynaz

Así, emerge la olvidada vivienda, carcomida por el deterioro, llorando a mares porque resarzan sus muros agrietados y vuelvan los bríos de reservorio cultural, tal cual ocurre con el poema escrito por Dulce María: “Soy una casa vieja, lo comprendo./ Poco a poco-sumida en estupor- / he visto desaparecer / a casi todas mis hermanas, y en su lugar alzarse a las intrusas, poderosos los flancos, / alza y desafiadora la cerviz./”; una joya atrapada en la desmemoria patrimonial, actual ciudadela de inmigrantes de otras provincias.
“Tal vez el documental sea la herramienta para promover la salvaguarda de esta edificación —comentó Lourdes de los Santos— Todos tenemos que aportar desde nuestras áreas a favor de la conservación de la ciudad porque preservar el patrimonio de la nación no compete solo a las instituciones, sino a cada uno de los habitantes”.

Conectarse a la Red

Para combatir el sueño, justo a la hora de la siesta, la joven socióloga Maidolys Iglesias, Especialista del Plan Maestro de la OHCH, convocó a los estudiantes del V Diplomado a desperezar el cuerpo y la mente. Una técnica grupal permitió conectar las interpretaciones y apropiaciones  de la vida cotidiana con la manera dialógica y sistémica  en que funciona la Red de Oficinas del Historiador y el Conservador en Cuba.

Estudiantes del Diplomado

Estudiantes del Diplomado

A partir de imágenes actualizadas y en viaje con escalas del Oriente al Occidente (y viceversa), el auditorio se puso al día con las experiencias de las ciudades patrimoniales cubanas, donde el esfuerzo liderado por las oficinas ha permitido devolver esplendor y funcionabilidad a antiguos edificios y espacios públicos, al tiempo que ha posibilitado la aparición y consolidación de proyectos socioculturales que complementan la reconstrucción física y espiritual de estos entornos. Se trata de una interconexión que redundará en la multiplicación de las mejores prácticas, y la sistematización de los saberes.
Y en esa red patrimonial seguimos navegando, bajo la égida de encontrar herramientas eficaces, más apegadas a lo contemporáneo, para trasmitir la herencia tangible e intangible que nos legaron nuestros antepasados; esa estocada constante contra la amnesia histórica.

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