Homenaje a los bomberos cubanos en el Centro Histórico de La Habana

Por Isachi Fernández

El Dr. Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad de La Habana, cerró con vibrante intervención pública un homenaje a los bomberos cubanos a 125 años del siniestro en los almacenes de la Ferretería Isasi, en el Centro Histórico capitalino.

Ante la presencia del General de Cuerpo de Ejército, Abelardo Colomé Ibarra, ministro del Interior, y de Lázara Mercedes López Acea, primera secretaria del Partido Comunista de Cuba en La Habana, Leal se dirigió especialmente a los bomberos anónimos y les agradeció la entrega cotidiana aún a riesgos de sus vidas propias.

Manifestó su convicción de que Cuba cuenta con una Defensa Civil organizada, planeada, “donde cada individuo es parte de la suerte de su propia patria”, y agradeció a quienes impidieron la destrucción de gran parte del Centro Histórico durante el incendio de la Farmacia Johnson, a los que apagaron con enorme sacrificio el fuego en la Lonja de Comercio y a los que han arriesgado sus vidas en otros sitios.

El tributo, con el cual concluyó la Jornada de Prevención contra Incendios, incluyó la presentación del libro Crónicas de una catástrofe. 17 de mayo de 1890, del investigador Rodolfo Zamora, y del más reciente número del Boletín de Arqueología de la Oficina del Historiador de La Ciudad, contentivo de una aproximación a la Ferretería Isasi.

Previamente se habían depositado varias ofrendas florales, una de ellas a nombre del líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, y otra del presidente Raúl Castro, se realizó una peregrinación al monumento erigido a los bomberos en el Cementerio de Colón, y se disfrutó de un ejercicio demostrativo de técnica canina en la Plaza de Armas.

El fuego en los almacenes de la Ferretería Isasi fue provocado por irresponsabilidad del propietario del local, Isasi, quien, para evadir los impuestos, no declaró la importación y almacenamiento ilegal de varias sustancias inflamables ni informó a los bomberos de su existencia.

En el siniestro perdieron la vida 38 personas, de ellas 25 bomberos cuyos féretros fueron expuestos en las galerías del Palacio de Gobierno. Muchos de ellos eran voluntarios, es decir, prestaban ese servicio por puro altruismo y fuera de su horario laboral.

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