Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
La exposición Road to Kashi, del artista español Pablo Tarrero, reúne diversas instantáneas de la ciudad india de Kashi, representaciones de la visión de un fotógrafo de mirada inquieta ante una cultura que le sorprende y maravilla. La muestra quedará será inaugurada este artes, a las cinco de la tarde, Centro Hispano-Americano de Cultura de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH).
Las imágenes revelan al espectador retratos de paso, paredes centenarias, fotos de carretera, camioneros, templos y dioses. Se trata de capturas de Kashi, la ciudad sagrada, la ciudad habitada más antigua del planeta, donde los hindúes van a morir, desde muy lejos, porque si mueres en Kashi y te incineran en el río Ganges, no hay reencarnaciones y te vas directo al paraíso.
Acerca de la anterior exposición de Pablo Tarrero en La Habana -Si las paredes hablasen (2011)-, el especialista Ernesto Sierra, actual director del Centro Hispano-Americano de Cultura, señaló: “Una muestra de elevados valores estéticos, en la cual la excelencia técnica del artista y su aguda sensibilidad, dan como fruto una visión entrañable de la ciudad en la cual, Pablo Tarrero, practica el ejercicio espiritual de buscar los destinos de sus antepasados y el suyo propio”.
El Centro Hispano-Americano de Cultura, como institución adscrita a la OHCH, surgió el se abrió el 10 de mayo de 2004. Situada en Malecón núm. 17, su fachada atrae poderosamente la atención del caminante; al antiguo palacio se le conoce por el nombre de “Casa de las Cariátides”, en alusión a las singulares columnas que asoman a su balcón principal, con rostros femeninos en lugar de capiteles.
El centro orienta su línea de trabajo hacia la exaltación de los valores de la cultura cubana, formada en la heredad de otras muchas, como la ibérica y la africana. Posee galerías para exposiciones transitorias y la confortable sala-teatro Dulce María Loynaz con capacidad para 200 personas, así como cuenta con un tabloncillo para espectáculos teatrales, danzarios, conciertos de música de pequeño y mediano formato, y un moderno sistema de luces y audio. Sirve, además, de espacio para proyecciones, conferencias, tertulias y encuentros de carácter académico.