Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
El 9 de abril de 1958, a las once de la mañana, un grupo de jóvenes del Movimiento 26 de Julio en La Habana tomó la antigua Compañía Armera de Cuba en la calle Mercaderes núm. 157, en el Centro Histórico de la ciudad, con el objetivo de capturar armas para la lucha. En el establecimiento, fundado en 1934, había en ese momento unas setenta escopetas y otras armas de diferentes calibres, que fueron llevadas a un camión aparcado en la esquina de esa vía.
Se produjo un disparo al aire, lo cual provocó la pérdida del factor sorpresa y atrajo hasta el lugar a varios policías que se enfrentaron a los jóvenes revolucionarios, a quienes les fue imposible salir de la zona. En aquella aciaga jornada perdieron la vida Carlos Astiazarraín, Marcelo Muñoz, Roberto Casals y Reynaldo Aulet, junto a otros cuarenta jóvenes cubanos, asesinados en la gran ola de sangre provocada por la tiranía de Fulgencio Batista, en los principales escenarios de la huelga: La Habana y Sagua la Grande.
El hecho fue evocado en los alrededores del hoy Museo Armería 9 de Abril, en el tradicional acto que comenzó con el llamado del Movimiento 26 de Julio a la huelga general y la colocación de una ofrenda floral ante la tarja de los caídos en aquella jornada de rebeldía nacional. También se declamaron poesías y dedicaron canciones a los valerosos combatientes.
Familiares y amigos de los mártires del 9 de abril, miembros de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, dirigentes del Partido, la Unión de Jóvenes Comunistas, el Poder Popular y otras organizaciones de masas, junto a trabajadores de la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHCH) y pobladores de La Habana Vieja, se dieron cita en el acto donde se escuchó la Poesía 9 de abril, del Indio Naborí, cuyo uno de sus versos expresa: “La sangre buena siempre florece en la gloria”.
Al triunfo de la Revolución, en enero de 1959, la otrora Compañía Armera de Cuba fue declarada Sitio Histórico y Monumento Nacional, y en abril de 1971 se inauguró como Museo Armería 9 de Abril. Desde 1993 se integró a la red de instituciones museales de la OHCH. El sitio patrimonial exhibe una importante colección de armas utilizadas en las gestas libertarias en Cuba.
En sentido general, las acciones del 9 de abril de 1958, encabezadas por centenares de combatientes, en su gran mayoría jóvenes obreros y trabajadores humildes, pretendían paralizar a la nación y desatar un movimiento de masas que propiciara el derrumbe de la dictadura de Batista.
Entre los hechos más significativos de ese día estuvieron el asalto a emisoras nacionales para convocar a la huelga, la paralización de ómnibus en la vía pública, el descarrilamiento de trenes, la interrupción de carreteras, el hostigamiento a cuarteles del ejército, la quema de vehículos, la voladura de cables eléctricos y el control de la ciudad de Sagua la Grande, a unos 300 kilómetros al este de La Habana.
Los sucesos ocurridos en esa jornada avivaron la llama de la insurgencia por toda Cuba y atemorizaron al régimen; sin embargo, errores organizativos, tácticos y de coordinación malograron su éxito en pueblos y ciudades del país.