Tomado del sitio web Habana Radio
Por Ofelia Sandar Valles
Quizás por su ubicación, justo al final de la Calle Obra Pía, dándole la bienvenida a la Avenida del Puerto, el teatro para títeres El Arca, no es muy visible para todos los habitantes de la capital cubana.
En el año del V aniversario de la institución, Habana Radio conversó en exclusiva con su directora Liliana Pérez Recio, quien la calificó como “un lugar cogestionado que no congestionado con carácter multidisciplinario por todo lo que hace”.
“Se ocupa de áreas distintas, continuó Pérez Recio. Por un lado está la labor de la sala como un gestor de cultura, como un espacio donde el teatrista, el titiritero y todo aquel que de alguna manera tributa al arte de los títeres y se comunica con él- ya sea desde la música o las artes plásticas-ha encontrado un espacio de visibilidad”.
Paralelamente está el Museo como instancia de la investigación de la colecta de las piezas, batallando por finalmente tener una muestra permanente, exhibible, de los objetos. Sin embargo, aún sin el museo abierto al público, existe como una instancia que ofrece sus servicios, asegura Liliana.
La directora del Arca se refirió además a toda la labor en la comunidad en la que están insertados. El trabajo con las escuelas, con el adulto mayor. El intercambio con la comunidad profesional que “para nosotros es muy importante como centro de referencia titiritera, al menos en la capital”.
“Eso hace que tengamos muchos espacios para desarrollarnos y que forzosamente deben tener un carácter multidisciplinario, en ello incide además un equipo maravilloso con el que nos hemos constituido y con aquellos que van llegando y se han sumado al núcleo fundacional”.
“La sala es pequeña y a la vez multiplicada porque piensa que en la medida que logramos estabilidad en los proyectos, ellos se suman y llega el momento que los espacios no bastan y te encuentras un grupo ensayando en una esquina, otro en la otra y todavía estamos montando puesta en escena”.
“La sala es pequeña y la intimidad casi que sale a la calle- insiste Pérez Recio- pero realmente para el público, para el tipo de espectáculo que llama la sala con capacidad para 64 espectadores- o sea un ambiente casi que de capilla estrecha- hace que aquellos proyectos que respiran bien en ese espacio llamen a la intimidad con el espectador”.
¿Cómo se ven a las puertas del primer lustro?
Al cabo de cinco años nosotros nos vemos como desbordados, porque ya estamos abocados a que finalmente la institución crezca a la casa Pedroso y soñamos con todo lo que podemos hacer y necesitamos en las otras áreas de la residencia.
Estamos empeñados en el diseño de la colección desde los espacios expositores del museo que se delinearon para el área con la que contábamos y, muy específicamente, en función de la colección que hemos ido atesorando que ya se desborda.
De ahí que podemos ir pensando en otros diseños y otras salas porque el propio muestrario lo reclama, porque la naturaleza de las piezas que van llegando con un carácter más contemporáneo, mucho más versátil, nos obligan a pensar en lo bueno de contar con la casa a nuestra disposición.
Lo mismo pasa con el patio donde se puede trabajar muchísimo. Con el salón de la planta superior que se ha utilizado para conferencias, para conciertos pero pueden pasar muchas cosas puesto que tiene las condiciones creadas.
Se trata de esa galería alternativa con muestras de fotografía, de bocetos, de otro tipo de producto que no es específicamente la pieza patrimonial. Además es un sitio en el que tienen que ocurrir finalmente los talleres con los niños, los espacios de construcción, hay muchas áreas de una instancia de la creación del teatro que nosotros aún no tenemos. Y al cabo de cinco años estamos hablando de que por fin van a llegar.
Es casa tomada, asciende el teatro a toda la construcción -ubicada en Obra pía esquina Avenida del Puerto- por necesidad orgánica, por el curso lógico de la vida. Nada hemos dejado de hacer. Mantenemos el proyecto permanente Narrarte con la profesora Mayra Navarro, los laboratorios con los menores en los que hemos desarrollado técnicas diversas: construido marotes, teatros de papel.
Asimismo, los trabajos con los adolescentes de la escuela taller, estrenamos Brazos caídos, es decir, hemos dilatado el espacio- como digo yo-moviéndonos cimarrónicamente por todo el lugar.
Al punto del V año me seduce mucho más hablar de todo lo que está por venir que de lo que hemos logrado. Y está mal porque realmente es importante sentarse, respirar, mirar hacia atrás, regocijarse con lo logrado, que a uno siempre le parece poco, pero que ha sido mucho.
¿Consideras que el público que asiste al Arca es el habitual?
Si breve tiempo se estableció un público habitual, que sabe que viene a encontrarse con un producto que no tiene que ver con la variedad, hablo de variedad como género. Que no tiene que ver quizás con el payaso menos profesional que pulula por la ciudad. Ofrecemos un teatro profesional donde el títere es protagonista; pero donde hemos podido contar con la presencia de Rita del Prado ofreciendo un concierto. Estamos convocando a los estudiantes de las escuelas de música para que desarrollen su pequeño concierto y lo hacemos con la anuencia de todas las instituciones que habitan el Centro Histórico.
Hemos desarrollado espacios de confluencia con los talleres de Ars Longa y lo estamos creando junto con el maestro Ulises y el Mozarteum. Tenemos vínculos estrechísimos con nuestros colegas de la casa Simón Bolívar, Guayasamín donde hemos llevado nuestros espectáculos. Es decir, en este primer lustro ya formamos parte de la plataforma cultural de la Oficina.
No hay evento que ocurra en la ciudad que no nos invite a ser subsede, por ejemplo, el Festival de Teatro. Siempre que podemos colaboramos, brindamos la sala sin traicionar nuestro espíritu, sin traicionar para qué se fundó el Arca: un centro que defiende al títere como medio de expresión. El lanzamiento de la colección “Si yo te contara” de los discos producidos en Habana Radio se ha realizado en el Arca y son experiencias muy diversas.
¿La investigación tiene cabida en el Arca?
Claro como corresponde a una instancia de la investigación, porque primero somos investigadores y después todo lo demás, hemos organizado talleres de investigación para estudio de público, de técnicas titiriteras. Nuestras puertas han abierto a los estudiantes del Instituto Superior de Arte (ISA) para defender sus tesis titiriteras en un espacio titiritero y eso es una ganancia. Hace 15 años atrás ningún alumno del ISA estaba defendiendo una tesis ni de teatrología, ni de dramaturgia sobre el títere. Los hemos tenido y hemos sido sus tutores.
En el espacio de la docencia tenemos a punto de graduarse a una estudiante de Historia del Arte. Han sido 4 años de batalla para penetrar en la facultad del Arte diciendo el títere es un objeto de estudio y por qué porque tenemos en colección diseños de Tomás Sánchez, de Posada, etc. Los artistas que han trascendido en la plástica cubana han puesto sus manos sobre el títere.
Otra cosa que tiene que pasar es que se abra el diapasón hacia una programación para el adulto porque uno de nuestros deberes como institución que defiende el títere es que se comprenda que éste no tiene edades. Tenemos que trabajar pensando en un público familiar, mantener esa programación que la sociedad me exige porque así se estableció; pero también tenemos el deber de educar y regenerar una producción desde el objeto animado destinado a todos los grupos etarios.