Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
Especialistas cubanos rememoraron facetas de la personalidad, la obra y los entrañables vínculos de Gabriel García Márquez con Cuba, como parte de un homenaje que se realiza durante este mes en el Centro Hispano-Americano de Cultura de la Oficina del Historiador de la Ciudad, a propósito del primer aniversario de la desaparición física del afamado escritor.
Con el título, El Gabo que yo conocí, el conversatorio estuvo integrado por Alquimia Peña, directora de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano; Dolores (Lola) Calviño, subdirectora de la Cinemateca de Cuba; y Ángel Graña, vicepresidente de de la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre.
Alquimia recordó la época en que conoció al Gabo, cuando él comenzó a dirigir en La Habana la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, una entidad gestora de numerosos proyectos y acciones culturales. De excepcional gestor cultural calificó al autor colombiano, quien durante tres décadas dedicó energías y desvelos a la Fundación y a la Escuela Internacional de Cine y Televisión, radicada en San Antonio de los Baños.
En tanto, Lola destacó la afición del novelista por los boleros, su alto concepto de la amistad y que nunca abandonaba sus tareas como escritor. Contó numerosas anécdotas, entre ellas la del día en que le preguntaron al también periodista sudamericano sobre las mujeres y este respondió que para él todas eran bellas e imprescindibles. “Él se pasaba la vida amando y entendiendo a las mujeres”, indicó la especialista.
Precisó, además que, una reciente encuesta en Europa reveló que Gabriel García Márquez ocupaba el primer lugar entre los diez escritores más leídos del mundo en el siglo XX y lo que va del XXI.
Por su parte, Ángel Graña evocó que en los años 80 conoció al Gabo, a través de sus vínculos laborales con Antonio Núñez Jiménez, con quien trabajó desde 1964 en la Academia de Ciencias de Cuba. Con orgullo mostró el ejemplar El amor en los tiempos del cólera, que le obsequió el escritor y en cuya página inicial escribió: “Para Ángel, el de las grandes alas”.
La jornada consagrada al Premio Nobel de Literatura 1982 comenzó con una muestra de fotografías y materiales fílmicos acerca de la relación del autor con Cuba, y, de manera particular, con La Habana, en la propia institución patrimonial situada en Malecón núm. 17.
La exposición coincidió con el cumpleaños 88 del creador -seis de marzo- y se mantendrá abierta al público hasta la primera semana de abril; incluye imágenes de los fondos de la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre, de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, y de la Cinemateca de Cuba.
Asimismo, como parte del homenaje al reconocido escritor se desarrolla el ciclo de películas “Un García Márquez fílmico”, que para este jueves 26 de marzo anuncia María de mi corazón, drama mexicano dirigido por Jaime Humberto Hermosillo. Ya se han proyectado este mes Crónica de una muerte anunciada (de Francesco Rossi), El coronel no tiene quien le escriba (de Arturo Ripstein) y Eréndira (de Ruy Guerra).