Por Isachi Fernández
Con una exposición de fotografías y materiales fílmicos que ilustra la relación del escritor colombiano Gabriel García Márquez con Cuba, y en especial, con La Habana, quedó abierta de manera oficial una jornada dedicada al Premio Nobel de Literatura 1982, en el Centro Hispano-Americano de Cultura, sito en el Malecón capitalino.
La muestra, cuya inauguración se hizo coincidir con el que hubiera sido el cumpleaños 88 del autor, este seis de marzo, incluye instantáneas procedentes de la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre, de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, y de la Cinemateca de Cuba, y se hallará a disposición del público hasta la primera semana de abril, explicó Ernesto Sierra, director de la institución.
El tributo al narrador incluye además de la exposición García Márquez en La Habana, un ciclo fílmico que prevé para el jueves próximo la proyección del largometraje El coronel no tiene quien le escriba, a partir de la novela homónima y con la dirección del mexicano Arturo Ripstein; el día 19 se exhibirá Eréndira, de Ruy Guerra; y el 26, María de mi corazón, de Jaime Humberto Hermosillo. Las presentaciones habían comenzado con Crónica de una muerte anunciada, de Francesco Rossi.
Un momento especial está previsto para el martes 24 a las 3:00 p.m cuando se inicie el panel El Gabo que yo conocí, en el cual intervendrán Alquimia Peña, directora de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano; Dolores (Lola) Calviño, subdirectora de la Cinemateca de Cuba; y Liliana Núñez, al frente de la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre, entre otras personalidades de la cultura.
Al día siguiente, a la misma hora, el crítico de cine Joel del Río disertará sobre el escritor colombiano y su vínculo con la pantalla grande, y el día 26, se presentarán los libros El cine según García Márquez, del propio Del Río; y Los amores contrariados y García Márquez y el cine, de María Lourdes Cortés.
Alejandro Celada, a cargo de las relaciones públicas de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, se refirió, en diálogo con esta reportera, a la genialidad y el carisma del escritor que atrajo muchas miradas e hizo que la fundación brillara más de lo que pudiera lograr por sí sola, aseguró.
Siempre fue muy querido, gozó de mucha simpatía, comentó el funcionario, y para ilustrarlo recordó que una persona, cuando se debatía sobre dónde iban a descansar las cenizas del autor si en México o en Colombia, dijo que Cuba merecía también ser depositaria de parte de ellas porque sintió por la Isla, vivió aquí por temporadas y tuvo muchos amigos cubanos.
Hay que recordar que en los años cincuenta, García Márquez estudió cine en Roma donde fue compañero de Julio García Espinosa, junto a él, uno de los pioneros de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano.