Acercamiento al patrimonio ferroviario cubano

Tomado del sitio web Habana Radio

Por Nadia Herrada Hidalgo

Fotos Alexis Rodríguez

Al alemán Adolf Hungrywolf le fascinan los ferrocarriles, quizás esa haya sido la razón principal para que después de la primera visita a Cuba repitiera el viaje en más de 12 ocasiones. Sin embargo, esta es una oportunidad especial, pues trae consigo el libro “Vintage cubano. Adventure with old car, antique trains and friendly people”, que presentó recientemente en el Palacio de los Capitanes Generales del Centro Histórico habanero.

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El volumen recoge en más de 300 páginas las vivencias de Adolf en varios centrales cubanos. El texto está acompañado por numerosas fotos de la autoría del escritor, la mayoría a color, y otras imágenes antiguas. “En la década del 90, cuando visité por primera vez este país, había muchas máquinas de vapor trabajando en los centrales azucareros y eso me apasionó”.

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A Hungrywolf le gusta la amabilidad de los cubanos, especialmente de los habitantes del central Rafael Freyre, antes Santa Lucía, en la provincia de Holguín. Allí, regresa cada vez que viene y esta ocasión, no es la excepción, pues documentará la vida de esas personas ahora que ya no existe el central. “Hay muchas joyas en Cuba, pero creo que el central Rafael Freyre es un diamante. Destaca en él la línea que tiene en las montañas, así como sus locomotoras originales”, explica.

Por su parte, Gladys Collazo, la presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio, que estuvo presente en el lanzamiento del libro destacó la valía del mismo en el rescate y la salvaguarda del patrimonio industrial, específicamente del patrimonio ferroviario. “A partir del desmantelamiento de alrededor de 70 centrales en el país, el Doctor Eusebio Leal avizoró la posibilidad de traer a la capital varias locomotoras para restaurarlas aquí, si eso no hubiese existido esta propuesta muchas de ellas estuviesen perdidas. Hay una resolución que enuncia que todas estas locomotoras son patrimonio, por lo cual, para nosotros, es importante tener publicaciones como la de Adolf en la cual se reseñan muchas de ellas. En sentido general, es un libro que te ofrece una panorámica amplia de la industria azucarera y el patrimonio ferroviario en Cuba. Es muy valioso para el trabajo que desarrollamos”, afirmó.

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La presentación en La Habana de “Vintage cubano. Adventure with old car, antique trains and friendly people” inicia un recorrido por varias ciudades del país, donde el autor dictará conferencias sobre el tema en centrales, museos y bibliotecas.

Al lanzamiento en la capital asistieron directores, especialistas y personas que trabajan en diversas esferas del patrimonio, quienes conocieron más sobre la vida del autor. Adolf Hungrywolf nació en Alemania y es hijo de un suizo y una húngara. Luego su familia se estableció en California y allí estudió Historia en la universidad. Para él, es más importante vivir la historia que estudiarla, por esa razón en el año 1967 comenzó a vivir con una tribu de indios en Canadá, “Pies negros”. Allí conoció a quien fuera su esposa por 25 años, con la cual tuvo cinco hijos. Durante ese periodo estudió la vida, la cultura y los rituales de esa tribu, tema que más tarde fue el centro de varios de sus libros.

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Hungrywolf acumula en su trayectoria literaria, que comenzó a los 17 años, alrededor de cincuenta títulos, de ellos una quincena es sobre los ferrocarriles. Siempre le interesaron los trenes, su abuelo en Hungría fue maquinista y cuando él era universitario trabajó en un gran ferrocarril en Estados Unidos.  Y eso justamente fue lo que más le atrajo de Cuba, país donde aprendió a hablar español comunicándose con los campesinos.

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En la actualidad, Adolf vive en las montañas nevadas de Canadá, donde compró unas extensiones de tierras; allí no tiene electricidad y su vecino más cercano se encuentra a 4 kilómetros de distancia. Su casa está rodeada de animales como lobos, osos y alces. Con fogones de leña cocina su comida y prepara la calefacción. Quizás, al abrigo de ese calor, en medio de la nieve, y con el cálido recuerdo del Caribe y su gente, escribió “Vintage cubano. Adventure with old car, antique trains and friendly people”.

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